Dirección: Vicente Minnelli.
Guión: George Wells.
Música: André Previn.
Fotografía: John Alton.
Reparto: Gregory Peck, Lauren Bacall, Dolores Gray, Sam Levene, Tom Helmore, Mickey Shaughnessy, Jesse White, Chuck Connors, Edward Platt, Alvy Moore, Carol Veazie, Jack Cole.
Marilla (Lauren Bacall), diseñadora de moda, y Mike (Gregory Peck), periodista deportivo, se conocen por casualidad en California y en pocos días se enamoran y se casan. Sin embargo, el regreso a Nueva York y a su rutina diaria empezará a sembrar pequeños problemas en su relación.
Sin duda, Vicente Minnelli nos ha dejado grandes películas para la historia del cine, sobre todo en el género musical, donde brillaba especialmente. Por desgracia, Mi desconfiada esposa (1957) no figura entre sus mejores cintas.
La principal dificultad de la película es que la historia de los celos de Marilla no se sostiene. Son celos de una relación que había tenido supuestamente su esposo antes de conocerla, por lo que resulta absurdo que se preocupe por ello cuando Mike le demuestra a diario su amor por ella y son felices juntos.
Tampoco resulta demasiado convincente que Mike no le hable a ella abiertamente de ese tema, pues sería lo más sensato y en cambio intente arreglar el tema con mentiras absurdas.
Lo que se obtiene de este planteamiento no son más que unas actitudes de los protagonistas demasiado infantiles, por lo que el argumento cae en el absurdo.
Otro problema es lo mal que ha envejecido la cinta. Puede que por el guión tan pobre, pero el caso es que es de esas películas que al verla en la actualidad resultan completamente desfasadas.
La pareja protagonista en principio iban a ser James Stewart y Grace Kelly, pero Grace abandonó el proyecto para casarse con Rainero de Mónaco y James Stewart renunció al trabajo. De ahí que finalmente fueran Gregory Peck y Lauren Bacall los elegidos. Sin ser quizá la mejor elección posible, al menos tienen la suficiente presencia como para funcionar correctamente, si bien me costó bastante ver a Lauren Bacall en el papel, tal vez porque es una actriz que, pasados los primeros papeles de su carrera, fue cada vez resultándome menos convincente.
En cuanto a la comedia en sí, la verdad es que estamos ante un humor muy poco refinado, que recurre con frecuencia a exageraciones que ni son convincentes, como el grito de Marilla viendo un combate de boxeo o la reunión en su casa con sus amigos y los de Mike al mismo tiempo, ni tampoco provocan ni una mínima sonrisa. Y ello es un elemento más que delata el mal que el paso del tiempo le ha hecho a esta película, pues las bromas y situaciones graciosas ya no tienen el efecto que pretendían en su momento y resultan la mayor parte de ellas ridículas.
Solamente con el personaje de Maxie (Mickey Shaughnessy), el boxeador sonado, se consiguen algunas sonrisas, aunque también a base de explotar siempre el mismo recurso de su falta de inteligencia, lo que tampoco revela demasiada originalidad.
Aún así, la película se llevó un Oscar al mejor guión original, lo que demuestra el cambio de gustos tan importante que ha experimentado la sociedad y el cine.
Con un par de números musicales donde Minnelli explota su sentido de la elegancia y una pelea final ciertamente muy bien coreografiada, Mi desconfiada esposa no pasa de ser una comedia mediocre sin demasiada gracia ni interés.
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