El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 5 de junio de 2023

Mujeres



Dirección: George Cukor.

Guión: Anita Loos y Jane Murfin (Obra: Clare Boothe).

Música: Edward Ward y David Snell.

Fotografía: Oliver T. Marsh y Joseph Ruttenberg (B&W).

Reparto: Norma Shearer, Joan Crawford, Rosalin Russell, Mary Boland, Paulette Goddard, Phyllis Povah, Joan Fontaine, Virginia Weidler, Lucile Watson. 

Mary Haines (Norma Shearer) parece tenerlo todo para ser feliz: está profundamente enamorada de su marido, tiene una preciosa hija (Virginia Weidler) y disfruta de una posición más que acomodada. Sin embargo, desconoce lo que ya está en boca de sus amigas: su marido la engaña.

Mujeres (1939) es un film curioso por el detalle de que no sale ni un solo hombre en la película, si bien están presentes constantemente en la vida de las protagonistas, que gira en torno a la infidelidad, el amor y el matrimonio.

George Cukor, que venía de ser despedido del rodaje de Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, 1939), parece el director perfecto para dirigir esta película, al menos tiene la fama de ser un excelente director de actrices. Evidentemente, se nota el origen teatral de la cinta, donde predominan los diálogos, tal vez excesivos o, cuando menos, disparados a una velocidad que marean, sinceramente.

Pero el principal problema de Mujeres, desde mi punto de vista, es otro. No creo que sea obligatorio tener que disimular el origen teatral de una película para que esta funcione, de hecho Orson Welles era un firme defensor de no maquillar la procedencia teatral de las películas e incluso se esforzaba por darles un aire artificial a propósito. 

Pero en esta ocasión, al menos en el tema de los decorados, el efecto no terminó de gustarme y le daba un aire bastante irreal a la historia. Lo mismo que ese tratamiento tan ligero, con algunos momentos que rozan lo ridículo, y que desde mi modesto entender le restan bastante credibilidad a lo narrado. Y es una pena porque el drama de estas mujeres con sus relaciones matrimoniales y de amistad es lo suficientemente interesante para que, sin abandonar el tono de comedia, se hubiera hecho un mayor esfuerzo en evitar que en muchos momentos pareciera todo una pantomima.

Por eso me costó mucho meterme en el argumento, vivirlo con interés, pues se necesita un gran esfuerzo para poder empatizar con las protagonistas, si bien el dolor de Mary con su divorcio es más que evidente.

Otra de las cuestiones a analizar son los posibles mensajes o interpretaciones que podamos sacar. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que estamos en 1939, con lo que no podemos aplicar nuestra mentalidad sin más. Y otro tema, creo que es necesario dejar de lado desde el principio cualquier análisis enfocado desde el punto de vista de feminismo o machismo. Al menos, creo que Mujeres no va de eso. El mensaje principal es si una esposa debe mirar hacia otro lado cuando su marido le es infiel. Así se lo aconseja la madre (Lucile Watson) a Mary: si ella y su esposo se aman, debe salvar el matrimonio haciéndose la tonta. Su marido la sigue queriendo, pero al hacerse mayor necesita volver a sentir su poder de seducción, necesita sentirse aún joven. Mary no lo ve así y prefiere afrontar los hechos, defender su orgullo. Al final, acabará dándole la razón a su madre y comprenderá que su amor, su felicidad, merecen cierto sacrificio.

Ese es en esencia el dilema de la película: si debemos perdonar o no, si es más importante el amor o pesa más sentirse traicionada. Lógicamente, el argumento tira hacia el final feliz, el triunfo del amor por encima del engaño y el amor propio. En todo caso, tal y como se expone en Mujeres, el desenlace es del todo comprensible y además gratificante, al ver la cara de felicidad de Mary en el plano final.

Secundariamente, Mujeres también aborda las relaciones personales entre las mujeres, con sus cotilleos, traiciones, venganzas, pero también se muestran amistades sinceras, la ayuda que se prestan en momentos difíciles. Puede que para algunos la imagen que se da de las mujeres no parezca muy positiva. Pero vuelvo a insistir en que, para mí, no se trata de enfocar el film desde un punto de vista feminista, sino de verlo como el reflejo de una sociedad, con sus mentiras, sus intereses, la debilidad de las personas o su maldad, sean mujeres u hombres, porque la naturaleza humana es así, capaz de lo mejor y de lo peor y esto nada tiene que ver con sexos, ni razas, ni credos.

Mujeres me parece un film que tiene mucho más potencial de lo que finalmente se ve en pantalla. Al menos, desde mi manera de ver, creo que le sobran minutos y ciertos momentos que rozan lo ridículo. Me quedo con el maravilloso reparto, de lo mejor de la película, y donde destacaría la increíble belleza de Paulette Goddard. 

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