Dirección: Kevin Smith.
Guión: Kevin Smith.
Música: James L. Venable.
Fotografía: Vilmos Zsigmond.
Reparto: Ben Affleck, Liv Tyler, George Carlin, Stephen Root, Mike Starr, Raquel Castro, Jason Biggs, Jennifer Lopez, Will Smith, Matt Damon, Jason Lee.
La vida de Oliver Trinké (Ben Affleck) se desmorona cuando su esposa Gertrude (Jennifer Lopez) muere en el parto de su hija.
Kevin Smith dedica Una chica de Jersey (2004) a su padre, fallecido en 2003, lo que podría explicar el tono pasteloso de esta comedia. Sin embargo, entendiendo sus buenas intenciones, hay que reconocer que la película resulta un tanto fallida.
A pesar de tratarse de una comedia, la verdad es que el director no evita los tintes dramáticos, presentes quizá con demasiada frecuencia y sin que tampoco resulten especialmente logrados. Tal vez porque todo resulta demasiado previsible y se asemeja mucho a esos telefilms cutres que tan a menudo pueblan las cadenas como relleno de la programación.
Quizá la prueba más clamorosa de la ausencia de intensidad la tenemos en la muerte de Gertrude, en la que a pesar de los gritos desesperados de Oliver no llegamos a sentir el drama con la fuerza que pretende el director.
A partir de ahí, asistimos a un desarrollo bastante predecible y un tanto anodino, con todos los altibajos en la relación de Oliver y su hija (Raquel Castro) y el inevitable conflicto entre ambos que, de nuevo, resulta tan artificial como forzado y no llega a resultar mínimamente creíble.
Como tampoco resulta demasiado razonable la manera en que Maya (Liv Tyler), empleada del videoclub, se interesa por Oliver, proponiéndole a la primera de cambio acostarse con él, pues que el hombre lleve siete años sin echar una cana al aíre no justifica ese impulso de la joven a ofrecerse para un extraño acto de ayuda. Si ese es el sentido del humor que propone Kevin Smith me parece que debería reorientar su carrera.
Otro tema delicado es la presencia de niños pequeños en este tipo de dramas. Y eso que me parece que la debutante Raquel Castro hace una buena interpretación, pero el cine norteamericano tiende a darle a los niños un papel poco acorde con su edad, convirtiéndolos en pequeños relamidos pedantes y medio chantajistas, con lo que son personajes que no suelen caer muy simpáticos. En esta ocasión, la niña no es especialmente relamida, pero aún así en algunas escenas la cosa chirría un poco.
La superficialidad con que se afrontan todos los asuntos tratados es finalmente lo que más penaliza a Una chica de Jersey, por lo que es imposible tomársela demasiado en serio y, con los dramas que propone, eso es seguramente el mayor error que le podemos achacar al guión de Kevin Smith.
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