Dirección: Dexter Fletcher.
Guión: Stephen Greenhorn.
Música: Paul Englishby.
Fotografía: George Richmond.
Reparto: Peter Mullan, Jane Horrocks, George MacKay, Antonia Thomas, Freya Mavor, Kevin Guthrie, Jason Flemyng, Paul Brannigan, Sara Vickers, Michael "Cuban" Keat, "Wee" John Spence.
Tras servir en el ejército, Davy (George MacKay) y Ally (Kevin Guthrie) regresan a casa, a Edimburgo, para retomar sus vidas donde las dejaron.
Amanece en Edimburgo (2013) es un musical, lo que ya es bastante extraño en los tiempos actuales. Sin embargo, como cualquier otro género, es evidente que el que no esté de moda no quiere decir que no tenga su público, como han demostrado películas como Chicago (Rod Marshall, 2002), Mamma Mia! La película (Phyllida Lloyd, 2008) o La ciudad de las estrellas (La La, Land) (Damien Charzelle, 2016).
La historia cuenta la vuelta a la rutina de dos soldados en Edimburgo tras una dolorosa experiencia en Afganistán. Ally retoma su relación con Liz (Freya Mavor), hermana de Davy, quien conoce a Yvonne (Antonia Thomas) y comienzan una relación. Pero las cosas en casa no serán sencillas tampoco y pronto aparecen conflictos que van rompiendo la esperada paz del hogar.
Amanece en Edimburgo pretende ser un film optimista y de hecho la sensación que transmiten la mayoría de las canciones, todas del grupo escocés The Proclaimers, es de alegría. En este sentido pues el film cumple con lo pretendido, sin embargo sufre en otros apartados.
Para que la historia que cuenta tenga una cierta dimensión, el argumento ha de crear una serie de conflictos que articulen el relato y permitan el final esperanzador pretendido. Pero es precisamente en la parte dramática donde el guión muestra sus flaquezas de manera evidente y muy decepcionante.
Las discusiones de las dos parejas protagonistas resultan muy poco consistentes, casi infantiles, y no terminan de resultar demasiado creíbles. Está claro que la intención del film no parece ser la de crear un drama profundo, pero al menos deberían haber cuidado algo mejor estos detalles para no caer en situaciones idiotas; como lo es también la crisis en el matrimonio de Robert (Peter Mullan) y Jean (Jane Horrocks) motivada por una infidelidad cometida ¡24 años atrás! Es ridículo y más al ver la reacción de Jean, como si tuviera 20 años.
Otro apartado que no acabó de entusiasmarme es el de las canciones que, en general, salvo "I'm Gonna Be (500 Miles)", siguen todas un esquema similar, con lo que resultan demasiado parecidas y producen en un momento algo de aburrimiento. Puede que influya también el hecho de que los musicales no son un género que me entusiasme, pero creo que el apartado musical no es tampoco sobresaliente en esta ocasión.
Es cierto que las voces son hermosas, sobre todo las femeninas, lo mismo que las interpretaciones, pero en líneas generales uno tiene la impresión de que es una película que no ha sido convenientemente trabajada. La fotografía es preciosa, el número musical final es muy bueno, pero vista en su conjunto es una película que no logra sacar lo mejor de cada uno de los apartados, quedando un film resultón, pero con demasiados puntos débiles.
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