Dirección: John Crowley.
Guión: Steve Knight.
Música: Joby Talbot.
Fotografía: Adriano Goldman.
Reparto: Eric Bana, Rebecca Hall, Ciarán Hinds, Riz Ahmed, Anne-Marie Duff, Kenneth Cranham, Julia Stiles, Jim Broadbent, Denis Moschitto.
Tras un sangriento atentado en un mercado de Londres, la policía detiene a Farroukh Erdogan (Denis Moschitto) como responsable. Muy pronto sus dos abogados defensores, Martin Rose (Eric Bana) y Claudia Simmons-Howe (Rebecca Hall), empiezan a sentir que están siendo espiados por el MI5, el departamento de inteligencia del Reino Unido.
Circuito cerrado (2013) es una película de una hechura muy buena que plantea ciertas cuestiones muy interesantes, como hasta dónde puede o debe llegar un gobierno en la defensa de secretos de estado o para garantizar la seguridad nacional si ello implica sabotear el estado de derecho. Está claro que hay limites que nunca se pueden sobrepasar, pues quedaríamos a merced del más fuerte y eso se asemeja mucho a una dictadura.
En el caso de Circuito cerrado, el problema reside en que, intentado atrapar a un grupo terrorista que planeaba un atentado en Londres, se produce un error y el atentado tiene lugar. El gobierno entonces tiene que ocultar la verdad, pues confesar que falló a la hora de detener a los terroristas sería catastrófico. Pero lo que no puede hacerse es ocultar dicho error con manejos sucios, mentiras y asesinatos y eso es lo que descubre Martin Rose que está pasando, por lo que su vida también correrá peligro junto con la de la otra letrada, Claudia.
Como vemos, un planteamiento realmente profundo y muy interesante que John Crowley potencia por encima de efectismos y acción, recursos que a veces resultan muy vistosos pero que tienden a debilitar el planteamiento con un enfoque más explosivo.
El problema de Circuito cerrado es que el film tarda bastante en arrancar, en meternos de lleno en los entresijos del argumento, de manera que la primera parte transcurre sin que estemos realmente al tanto de lo importante y, por lo tanto, vemos el desarrollo sin implicarnos. Incluso el aparente suicidio del primer abogado defensor elegido para el caso pasa sin pena ni gloria, aumentando la sensación de frialdad inicial.
Afortunadamente, poco a poco se va desvelando la trama y entonces sí que el guión desvela sus cartas y nos muestra un argumento muy hábilmente urdido que consigue atraparnos temiendo por las vidas de los abogados.
Aún así, incluso en esta parte, el director vuelve a pecar de frío y aunque el guión es atractivo tengo la impresión de que Crowley no le saca todo el potencial. Aumenta el suspense por el simple desarrollo de la intriga, no por el trabajo del director.
Otro detalle que tampoco me gustó demasiado es la necesidad de establecer una relación sentimental entre los dos abogados. Entiendo que puede ser una cesión necesaria que además encaja bien en la trama, pues la presencia de Claudia se utiliza para amenazar a Martin, pero aún así creo que es caer en la banalidad y no era imprescindible.
En cuanto al reparto, Rebecca Hall me parece perfecta, como siempre, y la sorpresa me llegó con el buen hacer de Eric Bana, que en principio no me resultaba muy atractivo para el papel pero que realiza una buena actuación también.
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