Dirección: Raoul Walsh.
Guión: Grover Jones, Lionel Houser y F. Hugh Herbert (Novela: W. R. Burnett).
Música: Victor Young.
Fotografía: Jack Marta (B&W).
Reparto: Claire Trevor, John Wayne, Walter Pidgeon, Roy Rogers, George Hayes, Porter Hall, Marjorie Main, Raymond Walburn, Joseph Sawyer.
Bob Seton (John Wayne), un vaquero de Texas, llega a Lawrence (Kansas) en los días previos a la Guerra de Secesión. Ante la violencia imperante, las fuerzas vivas de la ciudad convocan elecciones para el puesto de comisario y Bob decide presentarse como candidato.
Mando siniestro (1940) es un intenso western inspirado en la situación vivida en Kansas en los años previos a la Guerra Civil, con el Norte y el Sur intentando llevar a la región a su bando mientras bandas de forajidos se aprovechaban de la falta de autoridad para saquear la zona. Comienza con un tono marcadamente de comedia, pero afortunadamente va tomando pronto el camino del drama hasta la impactante explosión de violencia final.
Quizá el mayor inconveniente de la película es que intenta abarcar demasiados hechos, con lo que no se detiene en ninguno lo suficiente, llegando incluso a secuencias donde de manera acelerada se resumen los acontecimientos. Ello provoca que algunos elementos no lleguen a profundizarse convenientemente, pero salvando este detalle, la película resulta todo un espectáculo gracias a la mano firme de Raoul Walsh, un director muy eficaz, especialmente en las secuencias de acción, como demuestra con la genial escena del asalto a Lawrence por las fuerzas de Cantrell (Walter Pidgeon), realmente espectacular.
La historia sigue dos vertientes: la meramente política, con los esfuerzos de Seton por desempeñar su cargo honestamente, aunque tenga consecuencias personales, como enemistarlo con la familia de su amada Mary (Claire Trevor); y la romántica, con el triángulo formado por Bob, Mary y Cantrell. Curiosamente, el guión aporta la novedad de que Mary se casa con Cantrell, lo que supone toda una sorpresa para lo que era habitual en este tipo de historias. Es evidente que luego se arreglará el tema, pero el plantearlo de esta manera resulta del todo curioso y añade un punto de incertidumbre muy interesante.
Otro elemento realmente sorprendente es cómo Cantrell se transforma de maestro de escuela y aspirante a comisario en un bandido sin escrúpulos ante la férrea oposición de su madre (Marjorie Main). Es verdad que habría sido interesante desarrollar más esta línea argumental, pues está repleta de posibilidades. Aún así, la idea de que un hombre, por ambición y también por su herencia biológica, se corrompa hasta el punto en que lo hace Cantrell resulta fascinante.
Mando siniestro no alcanza la excelencia tal vez por querer abarcar demasiado, con lo que la trama tiene partes poco desarrolladas, pero es lo suficientemente original y rica en sus planteamientos, además del excelente plantel de actores, como para que destaque como uno de los trabajos más recomendables de Raoul Walsh.
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