Dirección: Taylor Hackford.
Guión: Tony Gilroy (Novela: Stephen King).
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Gabriel Beristain.
Reparto: Kathy Bates, Jennifer Jason Leigh, Christopher Plummer, David Strathairn, Judy Parfitt, John C. Reilly, Ellen Muth, Bob Gunton, Eric Bogosian.
Cuando Dolores Claiborne (Kathy Bates) es acusada de matar a la anciana a la que cuidaba, su hija Selena (Jennifer Jason Leigh) regresa al hogar tras muchos años ausente.
Que el guión de la película esté basado en una novela de Stephen King parece la excusa perfecta para ver Eclipse total (1995), un film con un suspense que promete más de lo que finalmente ofrece.
La historia gira en torno a un pasado tormentoso en la vida de Dolores Claiborne, con dos muertes extrañas a sus espaldas. La primera, ocurrida años atrás, tiene que ver con un marido alcohólico que la maltrataba. Para el detective Mackey (Christopher Plummer), que investigó los hechos, se trató de un asesinato que no pudo probar. Y esa mancha en su expediente es lo que ahora lo empuja a intentar probar por todos los medios que Dolores asesinó a la señora Donovan (Judy Parfitt), a la que cuidaba, para heredar su fortuna.
Pero Dolores no solo tendrá que enfrentarse a Mackey, rencoroso y vengativo, sino a su propia hija, que mantiene con ella una difícil relación motivada también por una infancia complicada en medio de un matrimonio donde eran frecuentes las peleas. Para Selena, su padre también parecía una víctima del mal genio de Dolores.
Lógicamente, en este tipo de películas, con un argumento que oculta sus cartas hasta el final y juega un poco al despiste, hemos de tragarnos las inevitables trampas que pueblan el guión. Sin embargo, lo principal termina siendo la relación de madre e hija, su difícil convivencia por el abismo de reproches de Selena hacia su madre que las separa. Y es aquí donde brilla con fuerza la increíble interpretación de Kathy Bates, sin duda una de las mejores actrices de la historia y que sostiene con un talento descomunal toda la película sobre sus espaldas.
Al final, la resolución de todos los conflictos y misterios presentados no resulta tan fascinante como habríamos imaginado e incluso el desenlace resulta un tanto endeble a pesar de los intentos del director por darle toda la emotividad posible. Tal vez las expectativas iniciales eran demasiado altas o lo más probable es que Taylor Hackford no haya conseguido plasmar con eficacia toda la densidad de los problemas presentados.
Pero aún así, la película resulta lo suficientemente interesante con los misterios esbozados como para mantener nuestro interés durante todo el metraje.
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