El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 23 de mayo de 2023

Mientras Nueva York duerme



Dirección: Fritz Lang.

Guión: Casey Robinson (Novela: Charles Einstein).

Música: Herschel Burke Gilbert.

Fotografía: Ernest Laszlo (B&W).

Reparto: Dana Andrews, Rhonda Fleming, George Sanders, Howard Duff, Thomas Mitchell, Vincent Price, Sally Forrest, John Barrymore, Jr., James Craig, Ida Lupino, Robert Warwick.

Mientras un asesino en serie se dedica a matar a mujeres jóvenes, en la corporación Kyne Inc. se desata una lucha por el nuevo cargo de director ejecutivo creado por Walter Kyne (Vincent Price) tras heredar la empresa a la muerte de su padre (Robert Warwick).

Mientras Nueva York duerme (1956) es una curiosa película con dos tramas paralelas, algo un tanto inusual al tratarse de dos historias con la suficiente fuerza como para llenar cada una por sí misma un largometraje. Pero la idea es combinarlas para que el tema del asesino refuerce la idea de egoísmo y deshumanización en el seno de la prensa.

Por eso el guión se centra en las luchas internas para hacerse con el cargo de director ejecutivo libradas con diferentes artes por Mark Loving (George Sanders), director de la agencia de noticias, Jon Griffith (Thomas Mitchell), director del periódico "New York Sentinel", y Harry Kritzer (James Craig), director de la agencia gráfica. 

A través de esta lucha de poder se realiza una crítica a la ambición humana, de manera que los directivos están solamente preocupados por hacerse con el ascenso, sin el más mínimo atisbo de pena por la muerte de su jefe ni tampoco por las jóvenes asesinadas. Lo único que parece preocuparles del caso del asesino es poder cubrir cada uno la noticia en primicia para ganar puntos con el nuevo patrón. Incluso Harry, amigo personal de Walter, no duda en utilizar a la esposa de éste (Rhonda Fleming), con la que mantiene una aventura, para conseguir el puesto de director ejecutivo.

Sin embargo, si las intenciones son interesantes, la manera de desarrollar esta parte de la historia no lo es. Por un lado, al no estar implicado el protagonista, Dana Andrews, en esta lucha por el poder, la disputa pierde fuerza, pues la verdad es que no nos sentimos especialmente implicados en esa lucha y ninguno de los tres aspirantes es capaz de captar nuestro interés, con lo que todo este episodio no tiene demasiada carga dramática. Habría sido necesario dotar a esta parte de más emoción, hacer que nos identificáramos con algún contendiente, pero no solo no es así, sino que el desarrollo se pierde en escenas escasamente interesantes, con conversaciones irrelevantes muchas veces cuando no algo confusas.

Al centrarse el guión en el tema empresarial, el asunto del asesino queda relegado a un segundo plano y cuando debería proporcionar los momentos de más intensidad de la película estos se quedan reducidos a muy pocos minutos, con el añadido además de que la captura del asesino tiene lugar tras su intento de matar primero a Nancy (Sally Forrest), la prometida de Mobley (Dana Andrews), y, al no lograrlo, intentarlo con la esposa de Walter, con lo que todo ello resulta algo improbable y bastante forzado para encajarlo en el ámbito de la empresa Kyne.

Lo más interesante sin duda es el estupendo reparto con el acierto de que todos los actores tienen su peso en la historia.

No he leído la novela que inspiró la película, pero tengo la impresión de que los fallos o inconsistencias del guión tienen que ver con el intento de condensarla de manera que encaje en los parámetros de una película. De ahí que por momentos el film quede algo vago o no alcance a desarrollar todos los elementos con fuerza.

En todo caso, estamos ante una film curioso y que, a pesar de todo, tiene su encanto.

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