El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 13 de mayo de 2023

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata



Dirección: Mike Newell.

Guión: Don Roos, Kevin Hood y Thomas Bezucha (Novela: Mary Ann Shaffer y Annie Barrows).

Música: Alexandra Harwood.

Fotografía: Zac Nicholson.

Reparto: Lily James, Michiel Huisman, Glen Powell, Jessica Brown Findlay, Katherine Parkinson, Matthew Goode, Tom Courtenay, Penelope Wilton.

Juliet Ashton (Lily James), una joven escritora, descubre por casualidad la existencia de La sociedad literaria y el pastel de piel de patata, con sede en la isla de Guernsey, y llena de curiosidad decide conocerlos.

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (2018) es la adaptación del libro homónimo, éxito de ventas, publicado en 2008 y del que estaba claro que terminaría recibiendo una adaptación al cine.

La película cuenta una bonita historia con un episodio lleno de suspense que articula el desarrollo de la historia. Mike Newell realiza un trabajo excelente desde una dirección elegante apoyándose en una fotografía preciosista, unos hermosos paisajes y un diseño de producción cuidado hasta el mínimo detalle. En definitiva, la película reúne todos los ingredientes para convertirse en un film de calidad. Y sin embargo, no lo consigue del todo.

El principal problema reside en que la historia resulta tremendamente convencional y no depara ninguna sorpresa. El final está cantado desde el momento mismo en que Mark Reynolds (Glenn Powell), el novio de Juliet, le pide que se case con él y ella acepta. Una vez adivinado el desarrollo y el desenlace, la película pierde gran parte del interés, pues vamos siempre un paso por delante de lo narrado, de manera que sabemos que la separación de Juliet de Dawsey (Michiel Huisman) y los otros miembros de la sociedad literaria será solamente temporal, un pequeño truco del guión.

Solamente para variar, me hubiera gustado que la visita de Juliet a la isla no se viera acompañada del consabido romance, por una vez el final feliz habría estado en otra parte, o no estado simplemente. Cuadrar todas las piezas perfectamente no es siempre la mejor opción.

Solamente el misterio sobre lo sucedido durante la ocupación nazi de la isla y el destino de Elizabeth (Jessica Brown Findlay), miembro de la sociedad literaria, hacen que la historia mantenga un punto de interés. Sin embargo, tampoco esta trama resulta al final especialmente memorable, con lo que sufrimos un pequeño desencanto, pues las expectativas parecían anunciar algo con más entidad.

La impresión general es que más que una historia real el argumento se asemeja a un cuento en el que todo resulta perfecto, hermoso, poético y con el final ideal esperado. Y es todo ese dulzor y perfección lo que restan fuerza a la historia, que se disfruta con agrado, pero sin que sintamos que es del todo verosímil.

Incluso la dulce Lily James termina por resultar demasiado perfecta, demasiado sensible, sin que podamos reprocharle nada a su trabajo en realidad, pero es que su personaje parece sacado de un cuento de Disney.

Pero cuidado, la película no es mala ni mucho menos y algunas escenas logran de verdad emocionarnos, porque hablan de traiciones, de pérdidas dolorosas a causa de la guerra, de sentimientos hermosos como la amistad o el reconocerse junto a otros seres humanos. No hay nada malo en todo esto, salvo que en la cinta está presentado de manera demasiado convencional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario