Dirección: Richard Thorpe.
Guión: Irving Ravetch (Novela: Luke Short).
Música: Rudolph G. Kopp.
Fotografía: George J. Folsey.
Reparto: Burt Lancaster, Robert Walker, Joanne Dru, Sally Forrest, John Ireland, Carleton Carpenter, Ray Collins, Ted de Corsia.
Owen (Burt Lancaster), hijo adoptivo del ranchero Arch Strobie (Ray Collins), ha sacado siempre a su hermano adoptivo Lee (Robert Walker) de todos los líos en que se metía. El último, dejar embarazada a la joven Lilly (Sally Forrest).
El valle de la venganza (1951) es un western cuyo problema principal es que peca de estereotipado, de manera que el argumento resulta demasiado evidente, con lo que no depara ninguna sorpresa ni en su desarrollo ni en su desenlace.
Los personajes son demasiado simples en su esencia y por aquí es por donde empieza a hacer aguas la historia. Owen es un héroe intachable: es noble, fiel a su padre adoptivo y agradecido de manera que si ha de sacrificarse en bien de Arch no duda en hacerlo, incluso ayudando a su hijo Lee aunque no se lo merezca. Lee es el arquetipo de hijo mal criado, envidioso y mentiroso. Y por ser un arquetipo es por lo que resulta muy poco convincente y extraña aún más que, viendo todas las maldades que es capaz de hacer y su cobardía, haya logrado casarse con una tan buena mujer como Jen (Joanne Dru), suponemos que a base de engaños, porque sino resulta incomprensible que ella pudiera ver algo bueno en él.
Una vez conocidos los personajes, es fácil adivinar el conflicto que surgirá entre Owen y Lee y cómo éste se aprovechará hasta el último minuto de la confianza y la lealtad de Owen, incapaz de anticipar la traición. Pero de la misma manera que los personajes son demasiado sencillos, tampoco el desenlace resulta muy novedoso e incluso resulta demasiado simple en su desarrollo y en la facilidad con la que Arch acepta los hechos, dejando de nuevo la impresión de un guión sin profundidad ni mucho ingenio.
El elemento más novedoso lo tenemos en la figura de la madre soltera, Lilly (Sally Forrest), que al menos sí que es un tema original y sirve de base para desarrollar el drama familiar en torno a Lee, Owen y Jen. Aunque también es verdad que el tema de los hermanos de Lilly buscando conocer al padre del niño para obligarlo a aceptar su responsabilidad no termina tampoco de explotarse convenientemente.
En definitiva, un western que no sabe innovar en cuanto a argumento y con un desarrollo demasiado básico como para resultar apasionante. Se salva por la presencia de Burt Lancaster, Joanne Dru y Robert Walker, que sin duda le aportan cierta nota de calidad.
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