El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 25 de mayo de 2023

La versión Browning



Dirección: Anthony Asquith.

Guión: Terence Rattigan (Obra: Terence Rattigan).

Música: Arnold Bax y Kenneth Essex.

Fotografía: Desmond Dickinson (B&W).

Reparto: Michael Redgrave, Jean Kent, Nigel Patrick, Ronald Howard, Brian Smith, Wilfred Hyde White, Bill Travers, Judith Furse, Peter Jones, Sarah Lawson.

Debido a una enfermedad, el profesor Crocker-Harris (Michael Redgrave) debe dejar su puesto de profesor en la escuela en la que ha ejercido la docencia durante muchos años. En el último día del curso, irá poniendo en orden su vida.

Bajo una apariencia de película modesta, La versión Browning (1951) ofrece un recorrido profundo por la naturaleza humana con una precisión admirable.

La historia gira en torno a un profesor que ha de dejar su puesto de trabajo a causa de una enfermedad grave. Y es en esas circunstancias cuando empieza a repasar su vida en la docencia, valorando sus expectativas iniciales y lo que ha conseguido después de toda una vida de enseñanza. Y la conclusión no es muy positiva, el profesor siente que ha fracasado a pesar de su sincera vocación. 

Pero además de su sensación de fracaso profesional, también es consciente de la ruina de su matrimonio. Sin reproches, reconoce que tanto él como su esposa (Jean Kent) no han sabido satisfacer sus necesidades y han terminado odiándose. Ella, además, tiene una aventura con el profesor Hunter (Nigel Patrick) que Crocker-Harris acepta resignado.

Tampoco su escuela se porta decentemente con él en su despedida, negándole una pensión y menospreciándolo en el acto de fin de curso. 

Ante todo esto, Crocker-Harris reacciona como una persona derrotada, asumiendo su suerte sin oponer resistencia. Como piensa su esposa y muchos de sus alumnos, se ha convertido en un cadáver.

Sin embargo, un regalo de un alumno compasivo (Brian Smith) y las sinceras disculpas del profesor Hunter llevarán a Crocker-Harris a una última reflexión y en su abatimiento encontrará algún recurso para la esperanza. Aún sintiendo que su vida ha sido un fracaso, comprende que al menos se ha ganado la admiración de un alumno y el respeto de un compañero. Encontrará entonces las fuerzas para hacer valer sus derechos ante el director de la escuela (Wilfred Hyde White), dejará finalmente a su esposa y hará las paces con sus alumnos, presentes y pasados, asumiendo sus errores y pidiendo perdón.

Una historia sorprendente que se asienta en un guión realmente sólido que sabe analizar el interior del profesor con inteligencia, acierto y una contención admirable. No se busca el drama, ni un sentimentalismo barato que habría sido el recurso más evidente, sino que en todo momento el argumento se muestra discreto, manteniendo el conflicto bajo control, muy al estilo británico, pero sin perder la profundidad del análisis de la vida del protagonista. Al mismo tiempo, se vierte una dura crítica a la hipocresía de la sociedad, especialmente de esas clases cultas que esconden sus miserias bajo una manto de cortesía y formalismo tan vacío como cínico. A casi nadie parece importarle el dolor del profesor, del que hablan a escondidas mientras le muestran su falso aprecio en público.

Tampoco la historia nos proporciona un final feliz, pues sería absurdo arreglar lo imposible, pero sí que sabe encontrar la manera de que el profesor sepa afrontar su futuro con dignidad, de que recobre cierta ilusión por su propia valía, que había perdido con los años, degradado por una mujer egoísta y cruel que lo aniquiló como persona. Nada podrá borrar sus errores pasados, pero al menos se concede el consuelo de algún éxito y la capacidad de romper con su esposa y afrontar sus últimos años con dignidad.

Con una puesta en escena de lo más simple, pero tremendamente eficaz, y un reparto maravilloso, La versión Browning es un film enorme, sorprendente y gratificante. Todo un descubrimiento que recomiendo encarecidamente.

En 1994, Mike Figgis realizó un remake homónimo protagonizado por Albert Finney.

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