Dirección: Jason Reitman.
Guión: Diablo Cody.
Música: Rob Simonsen.
Fotografía: Eric Steelberg.
Reparto: Charlize Theron, Mackenzie Davis, Mark Duplass, Asher Miles Fallica, Lia Frankland, Elaine Tan, Gameela Wright, Ron Livingston.
Marlo (Charlize Theron) acaba de dar a luz a su tercer hijo y está completamente desbordada. Así que la llegada de una niñera (Mackenzie Davis) para echarle una mano por las noches resulta ser toda una bendición.
Tully (2018) nos habla de los problemas de ser madre, especialmente cuando además de atender a dos niños has de enfrentarte a la tarea de criar a un recién nacido, con el estrés que genera unido al estado físico y mental de una mujer que acabada de dar a luz. Diablo Cody, la guionista, sabe de lo que habla pues ha pasado ella misma por esa experiencia, de manera que lo que cuenta no es ciencia ficción.
Hasta aquí, todo correcto. El problema viene por la necesidad que parece tener el cine actual de contar las historias con un enfoque original. Es como si tuviera miedo de tomar un punto de vista "clásico" y se viera en la necesidad de adornarlo para aportar algo novedoso. No sé, a veces creo que la línea recta sigue siendo el camino más corto entre dos puntos.
En Tully, el guión juega al despiste ocultando intencionadamente el hecho de que la niñera Tully es fruto de la imaginación de Marlo. En realidad, Tully es la Marlo veinteañera, despreocupada y viviendo la vida a tope, con esa frescura y optimismo que los años irían devorando sin remedio. La recuperación de esa Marlo ayudará a la madre angustiada a recobrar la alegría perdida y hará más llevadera la carga diaria al compartir las tareas, al menos en su mente, con alguien, dejando de sentirse tan sola.
Este recurso es interesante sin duda, pero el mantenerlo oculto hasta el mismo final es lo que resulta cuestionable, ya que durante toda la película estamos despistados, sin saber exactamente por dónde irán los tiros. Estamos tan mal acostumbrados a argumentos tramposos que juegan con el espectador que la figura de Tully nos desconcierta, de manera que siempre hay una sospecha que nos aparta del verdadero significado de esa niñera. Así podemos imaginar que es una psicópata o que le robará el marido a Marlo o que es lesbiana y seducirá a la madre. El caso es que esa indefinición perjudica el drama y el sentido de la historia. Es verdad que al descubrir quién es Tully en realidad las piezas encajan y podemos apreciar mejor, o peor, el juego de Diablo Cody, pero es un poco tarde. Además, en este tipo de dramas es mejor que el espectador sea consciente de lo que quiere contar el director, no es un film de suspense con la sorpresa final. No sé, creo que el engaño es casi siempre una mala idea y en esta ocasión, participando de la fantasía de Marlo hubiéramos apreciado mejor las intenciones de la historia.
En todo caso, una vez más me quito el sombrero con la actuación de Charlize Theron, que vuelve a demostrar que es una grandísima actriz capaz de afrontar cualquier papel con resultados brillantes.
Con una temática demasiado concreta y un desarrollo para mi gusto no muy bueno, Tully no es una película para todos los públicos. Quien sea capaz de empatizar con la protagonista sin duda apreciará las virtudes de esta propuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario