El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 16 de abril de 2010

El jinete eléctrico



Dirección: Sydney Pollack.
Guión: Robert Garland y Paul Gaer (Argumento: Shelly Burton).
Música: Dave Grusin.
Fotografía: Owen Roizman.
Reparto: Robert Redford, Jane Fonda, Valerie Perrine, Willie Nelson, John Saxon, Nicolas Coster, Allan Arbus, Wilford Brimley.

Con la pareja Robert Redford y Jane Fonda como principal atractivo, que habían coincidido ya en La jauría humana (Arthur Penn, 1966) y en Descalzos por el parque (Gene Saks, 1967), Sydney Pollack dirige El jinete eléctrico (1979), película que afronta de manera crítica el tema de la publicidad, la prensa y la propia dignidad del hombre.

Sonny Steele (Robert Redford) ha sido cinco veces campeón del mundo del rodeo, pero ahora se encuentra en horas bajas y se dedica a anunciar unos cereales sin mucho entusiasmo. En un espectáculo que tiene lugar en Las Vegas, Sonny debe montar un valioso caballo al que mantienen drogado para calmarlo en vistas al espectáculo y al que tratan de una lesión con esteroides, lo que lo volverá estéril. Sonny Steele, asqueado por todo ello, escapa a lomos del caballo hacia el desierto para dejarlo libre. La periodista Alice Martin (Jane Fonda) va en su busca para poder hacer un reportaje sobre su huida.

No es de los mejores trabajos de Sydney Pollack. La película transcurre dentro de lo esperado, sin conseguir cautivarnos ni tampoco disgustar. Quizá la historia en sí no daba para mucho más o quizá el guión hubiera necesitado un mejor tratamiento ya que le falta profundidad a la hora de retratar a los personajes, los diálogos no son tampoco nada del otro mundo, el ritmo resulta algo cansino y se adivina el romance entre los protagonistas a un kilómetro.

Tampoco la crítica al mundo del periodismo y de la publicidad resultan muy novedosas y se limitan a lo más tópico. El tema de la búsqueda de las raíces por parte de una estrella venida a menos es lo más interesante de la historia, pero no logra conmovernos realmente.

En resumen, es un film correcto en todos los aspectos, pero el resultado es algo frío y previsible.

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