El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 23 de abril de 2010

Mujercitas



Dirección: Mervyn LeRoy.
Guión: Victor Heerman, Sarah Y. Mason, Andrew Solt (Novela: Louisa May Alcott).
Música: Adolph Deutsch.
Fotografía: Robert H. Planck, Charles Edgar Schoenbaum.
Reparto: June Allyson, Elizabeth Taylor, Peter Lawford, Janet Leigh, Margaret O'Brien, Mary Astor, Lucile Watson, C. Aubrey Smith, Leon Ames, Rossano Brazzi.

Basada en una obra autobiográfica de Louisa May Alcott, que ha sido llevada a la pantalla en repetidas ocasiones, esta versión de Mervyn LeRoy del año 1949 es, tal vez, la más conocida y la mejor de todas.

El film cuenta la vida cotidiana de una mujer y sus cuatro hijas, cada una con una personalidad bien diferente, que se van convirtiendo en mujeres en el marco de la Guerra de Secesión, en la cuál está luchando el padre.

Se trata de un film de tono muy sentimental y, quizá por el paso de los años, algo cursi de más en algunos momentos. Se asemeja más a un bonito cuento de Navidad que a otra cosa. Los personajes derrochan bondad y los mejores sentimientos y todo es bucólico en su pequeño mundo. Hasta la puesta en escena, la fotografía y el vestuario subrayan insistentemente ese tono acaramelado. A pesar de ello, este retrato de la sociedad de la época resulta especialmente conmovedor y, a pesar de su dramatismo final, con la muerte de la pequeña Beth (Margaret O’Brien), la sensación al final de la película es plácida, dejándonos invadidos de buenos sentimientos y mejores deseos.

Lo mejor, sin duda, el reparto, que reunía a las mejores promesas jóvenes de la Metro, encabezado por una preciosa y vitalista June Allyson, sin duda el alma de la película, mucho más creíble y gratificante que las hermanas, demasiado acartonadas por momentos, y donde podemos ver a unas jovencísimas  Elizabeth Taylor y Janet Leight.

A pesar de los defectos y de cierto envejecimiento, la película posee momentos de una gran intensidad muy bien narrados por LeRoy y el resultado final es una historia llena de buenos propósitos y que nos deja un buen sabor de boca.

Mujercitas ganó el Oscar a la mejor dirección artística en color.

1 comentario:

  1. Estás imparable ¡qué gozada! Actualizaciones continuas. Así da gusto ;-)

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