El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 6 de abril de 2010

Excalibur


Dirección: John Boorman.
Guión: Rospo Pallenberg y John Boorman.
Música: Trevor Jones.
Fotografía: Alex Thomson.
Reparto: Nicol Williamson, Nigel Terry, Cheris Lunghi, Nicholas Clay, Helen Mirren, Paul Geoffrey, Gabriel Byrne, Robert Addie, Liam Neeson, Patrick Stewart.

Excalibur (1981) es una aproximación a la leyenda del rey Arturo, basándose en "La muerte de Arturo" (1485) de Sir Thomas Malory, donde prima la vertiente mágica y la estilización formal.

Arturo (Nigel Terry), bajo la guía del mago Merlín (Nicol Williamson), logra pacificar las tierras de su reino, gobernando en paz y prosperidad. Sin embargo, todo se desmorona cuando su mejor caballero, Lancelot (Nicholas Clay), y su esposa Ginebra (Cherie Lunghi) se enamoran.

Lo primero que llama la atención de esta película es el cuidado aspecto formal de la misma. Primero, con una puesta en escena con una estética cercana al modernismo donde más que la verosimilitud se busca deslumbrar y remarcar el aspecto fantástico de la historia. Al lado de una hermosa fotografía, la música juega un papel fundamental al realzar la belleza y majestuosidad de algunas escenas con fragmentos del "Carmina Burana" de Carl Orff y de "El Anillo de los Nibelungos", "Tristán e Isolda", "Parsifal" y "El ocaso de los dioses" de Richard Wagner.

El resultado es una película preciosa a nivel estético, quizá lo mejor de todo. Pero Boorman no se queda en la superficie del envoltorio solamente, lo que hubiera mermado bastante al conjunto. Así, también le da a la historia la profundidad y el interés necesarios para hacerla avanzar correctamente.

La película se decanta por el lado fantástico, la magia, el encantamiento, de la leyenda de Arturo; pero a pesar de ello, Boorman no abusa de ello, con lo que lo fantástico termina encajando bastante bien con lo narrado, sin caer en excesos.

Un film, en resumen, de una bella factura, con algunas escenas memorables, y que constituye una acertada aproximación al mito de Arturo, muy por encima de la media de este tipo de filmes.

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