Dirección: Jim McBride
Guión: Michael Hirst, Jim McBride y Jack Baran (Novela: Arturo Pérez-Reverte)
Música: Philippe Sarde
Fotografía: Affonso Beato
Reparto: Kate Beckinsale, John Wood, Sinead Cusack, Paudge Behan, Helen McCrory, Michael Gough, Peter Wingfield
Hay películas que valen lo que su intriga. La tabla de Flandes (1994), basada en la novela de Arturo Pérez Reverte, comienza prometiendo mucho, que es lo que nos retiene al principio frente a la pantalla; sin embargo, demasiado pronto se empiezan a esfumar las ilusiones y uno empieza a temer lo peor.
Julia (Kate Beckinsale), restauradora de obras de arte, está trabajando en un cuadro flamenco del siglo XV cuando por casualidad descubre una extraña inscripción oculta. Movida por la curiosidad, investiga sobre la historia del cuadro y descubre que éste oculta la historia de un viejo crimen político.
Narrada sin mucho brío, lo peor de la película es la sucesión continua de tópicos que parecen haberse puesto con calzador para intentar sazonar la historia y hacerla de alguna manera más atractiva para el público actual. Sólo así se explican algunos desnudos innecesarios, relaciones amorosas aquí y allá y hasta una torpe y ridícula "visita" turística por Barcelona. Los personajes carecen realmente de profundidad e incluso, lo cuál es peor, de interés y en cuanto ha pasado una media hora de film comenzamos a perder hasta la curiosidad por la intriga central, sospechando que el desenlace será otra decepción más.
La trama se va haciendo más y más previsible conforme descubrimos que la intriga se reduce a media docena de personajes, curiosamente relacionados entre sí como en la más ordinaria novela de entregas. Los diálogos son banales a más no poder y todo resulta superficial e incluso tenemos la sensación a veces de asistir a meras escenas de relleno filmadas sin mucha inspiración.
Una obra totalmente prescindible. Nada justifica el perder una hora y media para ver una historia tan pobremente resuelta.
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