Dirección: Peter Farrelly y Bobby Farrelly.
Guión: Peter Farrelly, Bobby Farrelly, Ed Decter y John J. Strauss.
Música: Jonathan Richman.
Fotografía: Mark Irwin.
Reparto: Cameron Diaz, Ben Stiller, Matt Dillon, Chris Elliott, Lee Evans, Lin Shaye, W. Earl Brown, Keith David, Markie Post, Brett Favre.
Ted (Ben Stiller), un muchacho con poco éxito con las chicas, consigue que Mary (Cameron Díaz), una preciosa compañera de estudios, acepte ser su pareja en la fiesta de graduación; pero un desgraciado accidente arruinará esa cita.
Algo pasa con Mary (1998) es un ejemplo más de como en el cine actual escasea tanto el talento como los pelos en la cabeza de Mortadelo.La película nos cuenta los intentos de varios hombres por conquistar el corazón de Mary, que se nos presenta como todo un prodigio de la naturaleza: es hermosa, sensible, caritativa, comprensiva, dulce y encima está soltera y sin compromiso.
Pretende ser comedia, pretender ser romántica, pretende ser original, pero se queda a medias en todo. Yo no me reí en ningún momento, como mucho alguna sonrisa casi involuntaria, como en la escena del perro chamuscado.Los recursos cómicos del guión son tan pobres, y recuerdo por ejemplo al cantante que va soltándonos sus "perlas" a lo largo del film, que hasta resultan patéticos en su mayoría. La historia en sí carece de sorpresa, es bastante banal y tan previsible que los hermanos Farrelly no dudan en recurrir al recurso fácil de engañar al espectador en busca de algo de chispa, pero lo único que consiguen es dar una pobre imagen de carencia de otros talentos.
Para que funcionara este invento tendría que hacernos más cómplices de la historia, pero no consigue implicarnos en tal sucesión de despropósitos. El ejemplo más llamativo es la famosa escena del esperma, que la ingenua Mary confunde de gel fijador; vamos, que eso no le pasa ni a una monja de clausura. ¡Es que Mary es más inocente que un bebé!. Sinceramente, ¿quién se lo traga?.Por otra parte, encuentro que la película carece de un ritmo apropiado, parece como si avanzase a empujones, con escenas a veces demasiado largas y otras sin demasiado que aportar al desarrollo de la historia. En otros momentos (como la bronca que el padre de Mary le echa a Ted por enfadar al hermano retrasado de ella al tocarle la oreja) la situación resulta totalmente extraña e ilógica. Los diálogos tampoco ayudan demasiado, pues parecen de relleno en muchos casos.
Es evidente el declive de talento que padecemos; esta película no resitiría ni medio asalto frente a las comedias clásicas, donde se tomaban la molestia de trabajar los guiones con un mínimo de sentido común. El recurso al chiste fácil, a lo grosero como fuente de comicidad, revela bastante del coeficiente intelectual de los padres del invento, muy cercano al encefalograma plano. Es el típico chiste de "caca-culo-pis" que hacíamos con cuatro años. Afortunadamente hemos crecido y buscamos algo más elaborado para divertirnos.En cuanto a los actores, pues bien, ahí están, cumpliendo con lo que puede pedírseles: una interpretación correctita y a lucir su belleza Cameron Díaz, que para eso la contrataron, como gancho.
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