Danny (John Travolta) y Sandy (Olivia Newton-John) son dos adolescentes que han mantenido un romance durante el verano y se separan pensando que no volverán a verse más. Pero el azar quiere que se vuelvan a encontrar en el colegio Rydell, aunque Danny no parece el mismo chico dulce del verano.
La película fue un éxito tremendo en su momento, convirtiéndose en un fenómeno que extendió su influencia más allá de las taquillas. Impuso un nuevo look entre la juventud, con adolescentes de medio mundo engominándose el pelo y jovencitas embutiéndose en ceñidos pantalones de cuero.
¿Qué tenía esta película para causar semejante revuelo? Grease (Randal Kleiser, 1978) estaba dirigida especialmente a los adolescentes: la trama transcurría en un colegio, el argumento era un canto a los amores juveniles, las amistades y pandillas colegiales, y supo atraerse a ese público reuniendo los elementos claves para asegurarse el éxito.
En primer lugar estaba la música, pues se trata de un musical en toda regla. El film está plagado de pegadizas canciones llenas de ritmo que convirtieron a la banda sonora en record de ventas. No es que los temas sean obras de arte, pero conjugan dulces baladas con temas rock lo suficientemente buenos para que arrasaran entre la juventud. Una recomendación, mejor oir las versiones en inglés a secas, pues la traducción de las letras no les hace ningún favor.
Y llegamos al segundo as del film, los protagonistas: John Travolta y Olivia Newton-John. El primero ya había destacado como bailarín en Fiebre del sábado noche, pero esta será su consagración como ídolo de los jovenes discotequeros. A su lado, Olivia, en el papel de su carrera, una "barbie" de carne y hueso capaz de derretir a cualquier chulo con esa miradita tan tierna. Por cierto, que cuando hizo Grease ya pasaba de los treinta, pero daba el pego perfectamente.
Por fin, el ambiente juvenil en que transcurre la película, que será el precursor de tanta comedia de instituto de fácil consumo y éxito casi asegurado entre un público poco exigente de jóvenes que ven plasmados sus sueños más elementales: ser populares, irresistibles y tener un romance de cuento de hadas. En este sentido, recordar que la película está ambientada en los años 50, con todo un look retro muy eficaz.
Musical más que correcto, con gancho aún, a pesar de los años transcurridos, al que sólo podemos exigirle que nos haga pasar un rato entretenido, lo que consigue fácilmente a base de buenos números musicales.
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