Dirección: Raoul Walsh.
Guión: Wally Kline y Aeneas Mackenzie.
Música: Max Steiner.
Fotografía: Bert Glennon (B&W).
Reparto: Errol Flynn, Olivia de Havilland, Arthur Kennedy, Charles Grapewin, Gene Lockhart, Anthony Quinn, Sydney Greenstreet.
Murieron con las botas puestas (1941) comienza con la llegada del joven George Custer a la academia de West Point lleno de arrogancia y presunción. Su carácter indisciplinado le acarreará numerosos problemas con sus superiores. A partir de aquí, la película recorre la carrera militar del famoso general.
No resulta nada fácil hacer una valoración de esta película. Por un lado estamos ante una obra de arte como pocas, pero la manipulación de la realidad histórica en que se basa me resulta lamentable.Guión: Wally Kline y Aeneas Mackenzie.
Música: Max Steiner.
Fotografía: Bert Glennon (B&W).
Reparto: Errol Flynn, Olivia de Havilland, Arthur Kennedy, Charles Grapewin, Gene Lockhart, Anthony Quinn, Sydney Greenstreet.
Murieron con las botas puestas (1941) comienza con la llegada del joven George Custer a la academia de West Point lleno de arrogancia y presunción. Su carácter indisciplinado le acarreará numerosos problemas con sus superiores. A partir de aquí, la película recorre la carrera militar del famoso general.
La película pretende ser un retrato de la vida del general Custer, muerto en Little Big Horn en 1876, en la mayor derrota del ejécito americano en su lucha contra las tribus indias. Sin embargo, Walsh prefiere dejar de lado la veracidad histórica y se decanta sin complejos hacia la leyenda. Así, la imagen que nos da del general carece de cualquier credibilidad. Estamos ante un personaje de novela, del que se evita mostrar cualquier rasgo negativo. Estamos ante la forja de un héroe.
Sin embargo, si conseguimos dejar de lado este detalle y vemos el film simplemente como una obra de ficción, un relato artístico independiente de la realidad en que se inspira, hay que reconocer la grandeza de una obra de arte impresionante.
Walsh se lanza sin recelo al espectáculo puro y la conclusión es evidente: lo borda. El tono épico de toda la cinta, la soberbia ambientación, la alternancia de secuencias de acción espectaculares con momentos intimistas llenos de dramatismo o comicidad, un ritmo de una precisión milimétrica, sin el mínimo momento de relleno; todo, en fin, en esta película es perfecto. También, como no, la banda sonora de Max Steiner, con la famosa canción "Garry Owen" que se convertirá en el himno del 7º de Caballería.
Los actores merecen mención aparte. Errol Flyn, el actor que mejor encarnó al héroe aventurero y conquistador, es sencillamente el mejor Custer posible: su aire arrogante, la seguridad en sí mismo que desprende, hasta sus torpezas, creo que nadie más que este actor hubiera podido plasmarlas de un modo tan creible.
En cuanto a Olivia de Haviland, hay que quitarse el sombrero ante su soberbia actuación, desde jovencita coqueta que se enamora del arrogante cadete, hasta esposa angustiada por el declive de su marido y viuda, al fin, digna y conmovedora. La película fue la última en que trabajaron juntos Flyn y ella.
Toda la película rebosa de secuencias especialmente logradas, momentos que se encuentran entre los mejores en la historia del cine; como el encuentro entre los futuros esposos en West Point, o la escena de la batalla en Little Big Horn. Pero si tuviera que escoger uno sólo, sin duda alguna me quedo con el instante en que Custer y su esposa se despiden ante lo que adivinan va a ser la última campaña militar del general. Aquí asistimos a un sobrecogedor juego de mentiras, disimulos y una angustiosa lucha por mantener la entereza ante el drama que se avecina que nos deja sin respiración. Esta sóla escena vale por toda la película entera.
En resumen, film grandioso por los cuatro costados, un espectáculo irrepetible con toda la mágia y poder de fascinación del más clásico de los cines.
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