Dirección: David McNally.
Guión: Gina Wendkos.
Música: Trevor Horn.
Fotografía: Amir M. Mokri.
Reparto: Piper Perabo, Adam Garcia, John Goodman, Maria Bello, Melanie Lynskey, Tyra Banks, Bridget Moynahan, Johnny Knoxville.
Una joven, Violet Sanford (Piper Perabo), llega a Nueva York con la esperanza de triunfar en el mundo de la música. Para ganarse la vida, comienza a trabajar como camarera en el bar Coyote, local de moda dirigido con mano firme por Lil (María Bello) y atendido por hermosas chicas.
La verdad es que El bar Coyote (2000), como película, es una auténtica tontería. El guión es una mera disculpa para lo que de verdad importa: hacer un film resultón, enfocado sobre todo al público adolescente, al que se intenta seducir a base de una banda sonora tan pegadiza como superficial, unas chicas muy atractivas y unas coreografías tan espectaculares como falsas. Para que no falte de nada, se añade la típica historia de amor y ya tenemos montada la película y a esperar que la recaudación haga el resto.
El bar Coyote no tiene en realidad nada decente, salvo la puesta en escena, típica de videoclips, y sin embargo logró ponerse en el número 1 de taquilla en Estados Unidos. Lo cuál viene a demostrar que la fórmula de chicas ligeritas de ropa y rock and roll sigue funcionando.
No son buenos tiempos para el cine de autor, lo que se impone es el sexo, dentro de unos límites decentes, y la violencia. Para vender, no hay nada más seguro.
La verdad es que El bar Coyote (2000), como película, es una auténtica tontería. El guión es una mera disculpa para lo que de verdad importa: hacer un film resultón, enfocado sobre todo al público adolescente, al que se intenta seducir a base de una banda sonora tan pegadiza como superficial, unas chicas muy atractivas y unas coreografías tan espectaculares como falsas. Para que no falte de nada, se añade la típica historia de amor y ya tenemos montada la película y a esperar que la recaudación haga el resto.
El bar Coyote no tiene en realidad nada decente, salvo la puesta en escena, típica de videoclips, y sin embargo logró ponerse en el número 1 de taquilla en Estados Unidos. Lo cuál viene a demostrar que la fórmula de chicas ligeritas de ropa y rock and roll sigue funcionando.
No son buenos tiempos para el cine de autor, lo que se impone es el sexo, dentro de unos límites decentes, y la violencia. Para vender, no hay nada más seguro.
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