El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 12 de mayo de 2010

El bar Coyote





Dirección: David McNally.
Guión: Gina Wendkos.
Música: Trevor Horn.
Fotografía: Amir M. Mokri.
Reparto: Piper Perabo, Adam Garcia, John Goodman, Maria Bello, Melanie Lynskey, Tyra Banks, Bridget Moynahan, Johnny Knoxville.

Una joven, Violet Sanford (Piper Perabo), llega a Nueva York con la esperanza de triunfar en el mundo de la música. Para ganarse la vida, comienza a trabajar como camarera en el bar Coyote, local de moda dirigido con mano firme por Lil (María Bello) y atendido por hermosas chicas.

La verdad es que El bar Coyote (2000), como película, es una auténtica tontería. El guión es una mera disculpa para lo que de verdad importa: hacer un film resultón, enfocado sobre todo al público adolescente, al que se intenta seducir a base de una banda sonora tan pegadiza como superficial, unas chicas muy atractivas y unas coreografías tan espectaculares como falsas. Para que no falte de nada, se añade la típica historia de amor y ya tenemos montada la película y a esperar que la recaudación haga el resto.

El bar Coyote no tiene en realidad nada decente, salvo la puesta en escena, típica de videoclips, y sin embargo logró ponerse en el número 1 de taquilla en Estados Unidos. Lo cuál viene a demostrar que la fórmula de chicas ligeritas de ropa y rock and roll sigue funcionando.

No son buenos tiempos para el cine de autor, lo que se impone es el sexo, dentro de unos límites decentes, y la violencia. Para vender, no hay nada más seguro.

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