El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Un mundo perfecto


Butch Haynes (Kevin Costner), un asesino, escapa de la cárcel en compañía de otro preso. En su huida toman a un niño de seis años, Philip (T. J. Lowther) como rehén. En seguida, los rangers de Texas, con Red Garrett (Clint Estwood) al frente salen en su búsqueda.

Un mundo perfecto (1993) no es de las películas más reconocidas del director. Puede que no le haya quedado un film tan redondo como otros suyos, pero se trata en todo caso de una bonita y original historia con una muy buena interpretación por parte tanto de Costner como del pequeño Lowther, bastante convincente y muy entrañable.

El mundo perfecto es la relación tan íntima y respetuosa que se establece entre el preso y el rehén, en este caso un pequeño que vivirá gran parte de la huida como una emocionante aventura donde podrá hacer cosas que le estaban prohibidas en su casa. Incluso llegará a robar en una tienda. El niño empezará a descubrir todo un mundo de libertad al lado de este extraño delincuente, marcado por una infancia desgraciada.

La película no está exenta de algunos estereotipos, como las relaciones tensas entre diversos cuerpos de policía o de éstos con los políticos de turno y algunas escenas podrían estar de más, pero son pequeñas manchas que no afectan al conjunto de la película.

Se trata, por encima de todo, de una bonita amistad que va naciendo entre los protagonistas que, a su manera, aprenden el uno del otro. Es un intento de volver al pasado por parte de Butch o de hacer algo bueno en su vida. Es un sueño de una vida que no tendrá nunca. Y si el film lo dirige Clint Eastwood tenemos la garantía de que la historia estará muy bien contada, con buen gusto, con sensibilidad, con bonitos diálogos, una hermosa fotografía y algunos momentos intensos y cargados de dramatismo, como cuando el muchacho dispara a Butch o el final, predecible, es cierto, pero realmente emotivo y desgarrador.  

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