Dirección: Steven Spielberg.
Guión: Richard Matheson (Historia: Richard Matheson).
Música: Billy Goldenberg.
Fotografía: Jack A. Marta.
Reparto: Dennis Weaver, Tim Herbert, Lou Frizzell, Jacqueline Scott, Eddie Firestone, Lucille Benson, Gene Dynarski.
Un representante de comercio viaja por las carreteras que cruzan el desierto de California para una cita de negocios. En su camino encuentra un camión que circula muy despacio, por lo que decide adelantarlo. A partir de ese momento el camión intentará echarlo de la carretera.
Opera prima de Spielberg, que ya nos enseña lo que puede ser capaz de hacer en momentos de inspiración; porque Spielberg es un director que conoce a la perfección los resortes del cine para hipnotizar al espectador, aunque a veces se deje llevar por un extraño afán de trascendentalismo moralizante que estropea sus obras más ambiciosas. Afortunadamente este no es el caso de esta película.La idea de El diablo sobre ruedas (1971) nace de una anécdota real que le sucedió a Richard Matheson, el guionista, que sufrió un accidente a causa de un camión que transformó en un relato breve. Spilberg se tuvo que conformar con filmar la película en formato de telefilm, ante la falta de recursos, y rodó la película en sólo dieciseis días.
Estamos ante una película heredera en muchos aspectos del cine de Hitchcock. Aquí el protagonista es también un hombre corriente que, sin querer, se ve envuelto en una persecución implacable, al estilo de 39 escalones o Con la muerte en los talones.Pero hay diferencias fundamentales. Hitchcock siempre hacía que el espectador fuera cómplice de la historia, y no le ocultaba información para que participara más intensamente del suspense. Spilberg opta aquí por lo opuesto: en ningún momento sabemos las causas que llevan al camión a acosar al asustado viajero, ni siquiera vemos quién es el camionero. Y este enfoque funciona de maravilla, pues nos mantiene en un estado de intriga contínua, expectantes del momento en que podamos descubrir quién y porqué actua de semejante manera. Creo que es el único enfoque posible para una historia de una simplicidad pareja.
Pero es que a parte de este recurso tan eficaz, Spielberg se muestra ya como un director de gran talento, logrando un ritmo preciso, intenso, y manejando a la perfección la técnica del cine, como esos intensos primeros planos del retrovisor que descubren la amenazadora presencia del camión o los movimientos de la cámara que muestran de repente al asesino en una curva de la carretera. En definitiva, un director que domina ya las "armas" más elementales y efectivas del lenguaje cinematográfico.Una pequeña joya digna de descubrir o redescubrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario