Otoño en Nueva York (Joan Chen, 2000) nos cuenta la relación entre un hombre maduro y mujeriego empedernido, Will Keane (Richard Gere), dueño de un restaurante de éxito en Nueva York, y una joven de 22 años, Charlotte Fielding (Winona Ryder). La atracción entre ambos es inmediata aunque Will, como es habitual en él, no desee implicarse demasiado y se tome al principio la relación como una más. Sin embargo, la pasión de Charlotte, su entrega y su sinceridad harán que Will sienta como se tambalean su manera de afrontar la relación y termine enamorándose de Charlotte.
Sin duda lo mejor de la película es una fotografía realmente soberbia que saca la mejor de las caras de la ciudad de Nueva York, en especial las imágenes de los parques y los árboles en otoño, con un colorido impresionante. La cámara de Joan Chen se recrea en el aspecto visual y el resultado es de una belleza deslumbrante.
En cambio, a nivel de argumento, la película no alcanza ni de lejos la belleza de las imágenes. El problema, a mi entender, reside en que el guión y los diálogos no alcanzan un nivel adecuado. Falta engranar mejor la historia, implicarse algo más para que los protagonistas nos calen algo más hondo. En parte, el problema es de unos diálogos de los que esperamos que nos sorprendan y nos seduzcan al igual que la fotografía y, sin embargo, vamos de decepción en decepción, salvo muy contadas ocasiones, y no terminan de conmovernos como pretende el drama que se relata. La historia transcurre sin sorpresas, demasiado previsible y con algunos momentos en que flojea la intensidad y el interés.
El otro inconveniente en que la película nos recuerda demasiado a Love Story (Arthur Hiller, 1970), con lo que ni la historia es muy original ni resiste un mínimo análisis comparativo. Donde en una había realmente emoción a raudales, en ésta nos quedamos con una factura impecable, una música sin el carisma de la de Love Story y un tratamiento demasiado frío y previsible.
Los protagonistas, si bien Richard Gere no termina de gustarme, están correctos, dentro del tono general de la película.
Una historia de amor, resumiendo, con ciertas pretensiones pero que no termina de convencer por los fallos de un guión superficial, sin sorpresas y muy limitado en cuanto a talento e ingenio.
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