Guión: Borden Chase (Novela: William Gulick).
Música: Hans J. Salter.
Fotografía: Irving Glassberg.
Reparto: James Stewart, Arthur Kennedy, Julia Adams, Rock Hudson, Lori Nelson, Harry Morgan, Jay C. Flippen, Chubby Johnson.
Segunda colaboración de Anthony Mann y James Stewart, tras Winchester 73 (1950), y de nuevo una maravillosa película, un western intenso y denso, de lo mejor del director.
Glyn McLyntock (James Stewart) es un hombre con un pasado oscuro como pistolero en tierras de Missouri que intenta cambiar de vida conduciendo a un grupo de colonos hasta las tierras altas de Oregón. Sin embargo, parece que su pasado le persigue como una sombra.
Horizontes lejanos (1952) es una obra maestra, una de esas raras películas perfectas que nos mantiene pegados a la butaca como en un hechizo. Y ello se debe a la ausencia de tiempos muertos. Siempre están sucediendo cosas y, a menudo, a ritmo vertiginoso.
El tema central de la película, remarcado una y otra vez, es la oposición entre quién cree que una manzana podrida ha de ser tirada del cesto sin miramientos y la otra más benevolente que piensa que un hombre puede cambiar si lo desea de corazón. Es evidente que la lucha interior, paralela a la aventura de los colonos, la acabará ganando el personaje de James Stewart, de nuevo soberbio con una composición profunda y donde sobresale su mirada azul intensa y poderosa, remarcada por la espléndida fotografía de Irving Glassberg, que magnifica también unos paisajes espectaculares.
La maestría de Mann logra aunar la épica y las escenas de acción, en la mejor tradición del western, con las tensas relaciones entre los personajes y la lucha entre el deber y el honor, de la que no todos logran salir vencedores, como el personaje que encarna Arthur Kennedy, genial en su rol de malvado.
Como nota curiosa, la protagonista femenina, Laura (Julia Adams), no se enamora de Glyn, sino de Emerson Cole (Arthur Kennedy), añadiendo un punto interesante y novedoso a la historia.
Precioso y vigoroso western que pretende añadir algo más al género, con una incursión, en este caso, en dilemas morales y donde el héroe además no es ya un ejemplo de perfección, sino un hombre de turbio pasado que intenta regenerarse, no sin dificultades, en un ejemplo de la nueva vertiente que tomaba el western a partir de estos años.
Precioso y vigoroso western que pretende añadir algo más al género, con una incursión, en este caso, en dilemas morales y donde el héroe además no es ya un ejemplo de perfección, sino un hombre de turbio pasado que intenta regenerarse, no sin dificultades, en un ejemplo de la nueva vertiente que tomaba el western a partir de estos años.
Horizontes lejanos resulta una obra verdaderamente fascinante, de principio a fin.
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