El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 18 de mayo de 2010

Los pájaros


Melanie (Tippi Hendren), una joven de la alta sociedad de San Francisco, conoce en una pajarería a un apuesto abogado, Mitch Brenner (Rod Taylor), que ha ido allí para comprar una pareja de periquitos para su hermana pequeña. Atraida por Mitch, Melanie decide comprar esos pájaros y llevarlos personalmente a Bodega Bay, un pequeño pueblo en la costa donde Brenner tiene una casa.

Los pájaros (1963) es un film original dentro de la filmografía de Alfred Hitchcock, ya que se trata de un film de terror, en cierto modo emparentado con Psicosis (1960). Parece que a partir de los años sesenta, el cine del director británico se hace más duro y algunas escenas de la película son bastante explícitas. Más tarde, por ejemplo en Frenesí (1972), seguirá con esa tendencia a mostrar imágenes bastante crudas.

Dentro de que se trata de un film particular, quizá lo mejor de Los pájaros se centre en dos aspectos: por un lado, no sabemos el porqué del comportamiento agresivo de los pájaros, no se da ninguna explicación y el film termina de manera inquietante, pues no parece que los pájaros vayan a deponer su actitud. El hecho de omitir dar una explicación a la violencia de las aves añade un plus de inquietud, el misterio incrementa el miedo, pues el no tener una explicación sobre un hecho hace que la imaginación se desborde.

El segundo gran acierto reside en la manera de ir graduando la amenaza de las aves, desde la escena de la pajarería, donde vemos a unos pájaros inofensivos y preciosos, hasta ir aumentando lentamente la presencia y la amenaza de los pájaros hasta los ataques más feroces: en la gasolinera del pueblo, a la salida de la escuela y a la casa de los Brenner. Hitchcock sabe como dosificar la tensión y crea algunas escenas memorables, como aquella en que los cuervos van posándose en el parque, al lado de la escuela.

También la banda sonora, con los sonidos y chirridos de los pájaros, es digna de mención, pues contribuye de manera admirable a crear angustia y miedo por medio de esos sonidos insistentes y frenéticos.

En el debe del film, el reparto. Tippi Hedren resulta bastante inexpresiva por momentos y la manía de filmarla con filtros, para suavizar el rostro, no es demasiado brillante, por el contraste que se establece con el resto de actores. Uno de los problemas del director en estos años era que ya no podía contar con los grandes actores clásicos, como James Stewart o Cary Grant. Y si bien Rod Taylor no está mal, carece del carisma de los anteriores.

De todos modos, Los Pájaros es una buena película; quizá no esté entre lo mejor del director, pero consigue su propósito con creces y ha marcado el camino para muchos films de terror posteriores.

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