Guión: Fran Walsh, Philippa Boyens y Peter Jackson (Novela: J. R. R. Tolkien).
Música: Howard Shore.
Fotografía: Andrew Lesnie.
Reparto: Elijah Wood, Ian McKellen, Viggo Mortensen, Sean Astin, Liv Tyler, John Rhys-Davies, Orlando Bloom, Billy Boyd, Dominic Monaghan, Cate Blanchett, Sean Bean, Ian Holm.
Primera entrega del ambicioso proyecto de Peter Jackson de llevar al cine la colosal novela de J.R.R. Tolkien; uno de los proyectos más grandes jamás llevados al cine. Rodada en Nueva Zelanda junto con las otras dos partes de la trilogía, con un presupuesto conjunto de trescientos millones de dólares, un equipo técnico impresionante y efectos especiales de lo más avanzados generados por ordenador, la tarea de Jackson era colosal: por un lado, una adaptación de una novela tan densa y llena de elfos, enanos, hobbits y toda otra suerte de criaturas fantásticas no era nada sencillo. Además, la legión de seguidores de Tolkien no habrían perdonado una adaptación mediocre. Pero Peter Jackson consiguió encandilar a todos los públicos con una obra absolutamente grandiosa.
El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001) nos cuenta como un hobbit llamado Frodo Bolson (Elijah Wood) recibe un anillo de parte de su tío Bilbo Bolsón (Ian Holm). Pero no se trata de un anillo cualquiera, es nada menos que el Anillo Único, creado por el Señor Oscuro, Sauron, para dominar a todos los seres de la Tierra Media. Ayudado por el mago Gandalf (Ian McKellen) y otros hobbits de la Comarca, Frodo parte con la misión de destruir el Anillo.
Lo primero que hay que destacar es la estupenda puesta en escena de Peter Jackson. Aquellos que leyeron el libro de Tolkien pudieron disfrutar con unos personajes que sin duda eran tal cual se los podía haber imaginado. Por otro lado, el director ha sabido captar la épica de la novela y realiza una adaptación brillante en cuanto a ritmo, ambientación, intensidad y vistosidad. En este sentido, la película es realmente perfecta.
Es cierto que la base de la que parte Jackson es colosal, con una historia muy rica de la típica lucha entre el bien y el mal, con un reflexión muy acertada sobre la fuerza corrosiva del poder. Pero a Peter Jackson hay que reconocerle el mérito de haber sabido combinar de manera perfecta el tono de aventura (que nos acerca a aquellos soberbios films clásicos, como Ivanhoe o El halcón y la flecha) con la reflexión sobre la corrupción.
Tanto el reparto, realmente uno de los grandes aciertos del film, como la dirección, con unas escenas de lucha magníficas, paisajes sobrecogedores y un ritmo que no decae durante los 178 minutos que dura el film, como la excepcional banda sonora (Howard Shore) completan un espectáculo maravilloso.
La película fue nominada al Oscar en trece apartados, ganando finalmente cuatro estatuillas: mejor fotografía, banda sonora original, maquillaje y efectos visuales.
Si bien la trilogía de Peter Jackson debe verse como un todo, esta primera entrega es mi preferida. Por la novedad de descubrir el universo de Tolkien en imágenes por primera vez; por la parte de la historia que trata, cuando todo comienza: las alianzas, los encuentros, los peligros y no se vislumbra el final del camino y todo está aún por descubrir y por ser la parte más fiel a la novela y al espíritu de la misma.
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