El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 13 de mayo de 2010

Cautivo del deseo



Dirección: John Cromwell.
Guión: Lester Cohen (Novela: W. Somerset Maugham).
Música: Max Steiner.
Fotografía: Henry W. Gerrard (B&W).
Reparto: Leslie Howard, Bette Davis, Frances Dee, Kay Johnson, Reginald Denny, Alan Hale, Reginald Sheffield, Reginald Owen, Desmond Roberts.

Philip (Leslie Howard) es un estudiante de medicina que conocerá casualmente a una camarera llamada Mildred (Bette Davis), de la que se enamora perdidamente. Mildred, conocedora del poder que tiene sobre él, no dudará en aprovecharse de ello, pero sin dejar en ningún momento de tratarlo con desprecio. A pesar de intentar olvidarla varias veces, Philip seguirá atado a Mildred.

Cautivo del deseo (1934) está basada en la novela de Somerset Maugham "Servidumbre humana". Parece ser que Bette Davis, por entonces en los inicios de su carrera, peleó de lo lindo para hacerse con el papel de Mildred, por el que fue nominada al Oscar y que sería el empujón que necesitaba para lanzar su carrera. Su interpretación es muy buena y consigue expresarlo todo con unos primeros planos en que destaca su poderosa mirada y una media sonrisa entre pícara y malvada. A su lado, Leslie Howard, que por entonces ya era una estrella, parece más inexpresivo y por tanto menos convincente.

La película narra el drama de un amor no correspondido, a lo que se añade la maldad de la mujer para con el hombre que la adora. El tema es apasionante, pero el problema es que la película se muestra narrativamente deudora del cine mudo. El desarrollo no es fluido del todo y se producen transiciones de una escena a otra muy del estilo del cine mudo, que hacen avanzar la historia a veces a saltos y se pierden las escenas de transición que en teoría tendrían que descifrarnos las claves internas de los personajes; la cámara, como en el cine mudo, juega un papel fundamental a la hora de describir situaciones o sencillamente de narrar parte de la historia. Pero se echa de menos un mayor desarrollo de las situaciones clave de la película; lo mismo que de los propios personajes, que se muestran por sus actos, pero sin la suficiente profundización. 

El resultado es un film algo frío. El personaje de Philip se muestra demasiado pasivo y cuesta convencernos que una pasión abrasadora lo consume por dentro. Aquí juegan a partes iguales la interpretación tan comedida y ensimismada de Leslie Howard y que el guión no termina de descubrirnos del todo el alma de los personajes.

Con todo, se trata de un film interesante con algunos grandes momentos, y con el añadido de ver los comienzos de una grandísima actriz que ya demostraba entonces su gran capacidad interpretativa.

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