El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 1 de mayo de 2010

Crash (Colisión)




Dirección: Paul Haggis.
Guión: Paul Haggis y Robert Moresco (Historia: Paul Haggis y Robert Moresco).
Música: Mark Isham.
Fotografía: James M. Muro.
Reparto: Sandra Bullock, Don Cheadle, Matt Dillon, Jennifer Esposito, William Fichtner, Brendan Fraser, Terrence Howard, Ludacris.

¿Cual es el argumento de Crash (Colisión) (2004)? En primer lugar hay que aclarar que es un film coral, donde el protagonismo no recae en nadie en particular, por lo que si vemos la ficha del film puede llevarnos a error el ver en primer lugar en el reparto a Sandra Bullock, pues es quizá de las que menos minutos tiene y son de los más insustanciales. Supongo que es una cuestión de marketing. Pero uno de los aspectos más sobresalientes de la película es contar con un elenco de actores sorprendente por el excelente trabajo que llevan a cabo, tanto los consagrados (Matt Dillon está realmente espectacular en su papel de policía duro, racista e hijo desesperado ante el drama de un padre enfermo) como otros prácticamente desconocidos por estos lares. Aspecto fundamental, el de la interpretación, para que resulte creíble un film de estas características, donde la clave de su labor de denuncia reside fundamentalmente en la sensación de verosimilitud que logre trasmitir.

¿Y qué es lo que Crash (Colisión) pretende denunciar? Pues el racismo omnipresente en la sociedad norteamericana, y para ello la película muestra un variado collage con las vidas de diversos personajes que, de una manera u otra, se van relacionando entre sí: dos policías antagónicos (uno racista y curtido en mil batallas, el citado Matt Dillon, y otro inexperto e idealista, Ryan Phillippe), el fiscal del distrito y su histérica esposa (Brendan Fraser y Sandra Bullock), un detective con serios problemas familiares (Don Cheadle), una pareja de delincuentes comunes, un tendero iraní, un director de televisión y su esposa, un cerrajero.
Quizá uno de los aspectos que habría que destacar, y yo diría que en él radica la principal virtud de la película, es que en este mosaico de personajes Haggis tiene el acierto de evitar caer en el maniqueísmo y dota a todos los protagonistas de una serie de matices que los convierten en mucho más cercanos y auténticos para los espectadores. Entendemos el comportamiento de cada uno de ellos porque Haggis se toma el tiempo de mostrárnoslos en su intimidad y podemos así comprender y compadecer muchas de sus miserias y sus frustraciones; si bien algunos de los personajes no aparecen dibujados muy nítidamente, quizá precisamente por el carácter coral de la película y el tener que retratar a tantos personajes en tan poco espacio. Pero de este enfoque humano, cargado de benevolencia, es sin lugar a dudas lo mejor de la película y de dónde nacen las secuencias más hermosas y más dramáticas. Sin ser excluyente, me gustaría recordar la escena en que Matt Dillon ayuda a su padre en el cuarto de baño, con una carga de ternura e impotencia sobrecogedoras y, por encima de todo, aquella en que el cerrajero ayuda a su hijita a vencer el miedo (por sí sola esta escena ya justifica el ir a ver esta película por ese instante tan hermoso y entrañable) y que tiene su continuación en la secuencia-trampa del iraní vengativo (en la única reacción absurda de un personaje del film). Esto es otro de los puntos fuertes del director: sabe crear momentos de muchísima intensidad, tensa las situaciones hasta un punto que no nos permite relajarnos casi en ningún instante; a veces, caso de la escena entre el iraní, el cerrajero y su hija, con una buena dosis de crueldad hacia los espectadores.
Pero en el pecado está la penitencia, dice el refrán. Y Crash (Colisión) a veces peca de ser demasiado indulgente, como si no quisiera ahondar en la herida y se decantara por el lado menos dramático. Los dos ladrones de coches son presentados de manera que resultan verdaderamente simpáticos y podríamos hasta desear que vinieran a robarnos nuestro automóvil a punta de pistola solamente por disfrutar de sus originales disertaciones. El hecho de que el policía racista se propase con la mujer del director (una escena un poco traída por los pelos, pues cuesta creer que algo así suceda en plena calle) es inmediatamente "perdonado" cuando, poco después, casualidades del destino, ese mismo "sobón" la salva de morir achicharrada y lo que no es más que parte de su trabajo se nos presenta como un acto de heroicidad que redime a víctima y verdugo. Porque Haggis es, finalmente, un optimista y ese es el mensaje que parece que quiere trasmitir con este film: la confianza en la bondad innata del hombre. Por este lado es por donde se puede ser más crítico con el film que puede perder en algunos instantes cierta credibilidad al caer repetidamente en el lado bondadoso de las personas, a veces sin demasiado poder de convicción, si bien ello no termina de empañar una película con más ventajas que inconvenientes en líneas generales.
Al final, quizá le denuncia del racismo no sea exactamente lo más destacable, puesto que a pesar de ser esa la intención del film creo que podemos obtener una lección mucho más universal como es la necesidad de comprensión, de tolerancia, pues nadie es ni completamente bueno ni totalmente malvado. A veces, nuestras peores tendencias provienen de una necesidad de afecto, de comunicación, de intentar conocer algo mejor a los que nos rodean que, en el fondo, son tan víctimas de sus pesadillas como lo somos nosotros mismos. Porque somos un rompecabezas y hacen falta todas las piezas para completar el paisaje (y aún con esas…).

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