Dirección: Sam Mendes.
Guión: Sam Mendes y Krysty Wilson-Cairns.
Música: Thomas Newman.
Fotografía: Roger Deakins.
Reparto: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong, Andrew Scott, Richard Madden, Benedict Cumberbatch, Colin Firth.
Primera Guerra Mundial. En vísperas de un importante ataque contra las posiciones alemanas, a los cabos Tom Blake (Dean-Charles Chapman) y William Schofield (George MacKay) se le encomienda la misión de transmitir la orden de detener el ataque, que de llevarse a cabo sería desastroso para los aliados.
El cine bélico parece querer renacer con fuerza últimamente y no faltan título ambiciosos que procuran devolverle glorias pasadas. Sin embargo, 1917 (2019) resulta una propuesta realmente arriesgada pues el argumento nos recuerda irremediablemente a Salvar al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998) al implicar a un soldado que ha de detener un ataque en el que participa su hermano mayor, debiendo desplazarse por un terreno donde es posible que aún esté el enemigo.
Sam Mendes parece optar por un enfoque decididamente técnico, donde poder demostrar sus habilidades con la cámara. Así, hay que destacar indudablemente la puesta en escena mediante un solo plano secuencia, si bien ello no es cierto del todo, pero el director sabe disimular los cortes imprescindibles de manera que no son percibidos por el público. Se trata pues de un ejercicio sin duda complicado y que Mendes resuelve con acierto, aunque también es verdad que algunos momentos parecen algo forzados y el protagonismo de la cámara, que a mi entender debería pasar desapercibida, resulta un tanto molesto.
Pero el principal problema de 1917 no es ese protagonismo, sino que el impecable diseño de producción no tenga una réplica equivalente en cuanto a la densidad de lo que se nos cuenta. La dificultad de la misión encomendada a los protagonistas debería reflejarse en la intensidad del relato, pero lamentablemente no es así. Salvo en la escena con el bebé, realmente conmovedora, el resto de la película me pareció muy fría, incluso en los dos momentos capitales en los que desgraciadamente no sentí ninguna emoción especial, más allá de lo doloroso de cualquier pérdida.
Y por eso cobra más fuerza la alargada sombra de Salvar al soldado Ryan donde Spielberg, sin renunciar a una proeza técnica que incluso supera a la de Sam Mendes, pues el comienzo de su película es lo mejor que se ha visto en el género, demuestra que es capaz de conmovernos con una eficacia que Mendes no alcanza ni de lejos.
No digo que 1917 no sea un film interesante pero, como suele pasar a menudo en el cine actual, la pericia en la puesta en escena no tiene correspondencia en el fondo, dejando películas que, como ésta, deslumbran por su fotografía y diseño de producción pero son frías e incluso un tanto impersonales, pues cualquiera con buen gusto y medios podría crear algo parecido. Lo difícil es conseguir emocionar al espectador, contar una historia con verdadera fuerza. Mendes no lo consigue y además, cuando ha de crear momentos realmente intensos, lo estropea. Por ejemplo, no resulta muy eficaz el hacer que el cabo William escape corriendo de los enemigos sin intentar siquiera disparar ni una vez; como no se entiende que no lo dejen pasar a ver al coronel Mackenzie (Benedict Cumberbatch) a pesar de explicar que lleva una orden del alto mando y, una vez ante el coronel, éste se niegue en principio a leer la orden. Ambos momentos resultan inconcebibles y demuestran el poco sentido común de un guión que tiene que recurrir a tales artimañas para buscar un poco de dramatismo.
1917 ganó tres Oscar: a la mejor fotografía, sonido y efectos visuales. Los tres del apartado técnico, claro está.
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