Dirección: Neil Jordan.
Guión: Neil Jordan.
Música: Kjartan Sveinsson.
Fotografía: Christopher Doyle.
Reparto: Colin Farrell, Alicja Bachleda, Alison Barry, Stephen Rea, Tony Curran, Emil Hostina, Dervla Kirwan.
Syracuse (Colin Farrell), un pescador divorciado y alcohólico, atrapa en sus redes a una misteriosa mujer que dice llamarse Ondine (Alicja Bachleda). Según Annie (Alison Barry), su hija, es una selkie, una criatura mágica.
Ondine: La leyenda del mar (2009) tiene todos los elementos para ser un film mágico, diferente, original. La pena es que Neil Jordan decida al final transformarlo en algo mucho más vulgar.
La película arranca de nunca modo realmente sorprendente cuando Syracuse "pesca" a una mujer en sus redes y, milagrosamente, está viva. Cuando le relata a su hija lo sucedido, en forma de un cuento, la pequeña enseguida cree estar ante un ser mitológico denominado selkie, una especie de foca que abandona su piel al salir a tierra, y parece que todo apunta en esa dirección pues Ondine es misteriosa, parece no tener pasado y cuando canta en una extraña lengua llena de peces las redes y las nasas de Syracuse.
Bajo esta premisa, la película avanza de manera hermosa con el romance del pescador y su selkie y con la incertidumbre sobre el futuro, pues parece que ese ser misterioso podría tener que regresar en algún momento a su hábitat marino, cuando agote sus siete lágrimas, según las leyendas.
Es verdad también que al director le falla algo el ritmo, de manera que en algunos momentos el desarrollo pierde fluidez, quizá penalizado por un guión que no es tan bueno como me gustaría y desaprovecha algunos momentos que no logra realzar como se merecen.
Hubiera sido maravilloso realmente que Neil Jordan optara finalmente por el relato fantástico, por una bonita historia de amor en la línea de Un, dos, tres... Splash (Ron Howard, 1984), por ejemplo. Daba igual el desenlace, pues con la belleza de un cuento tan original habría sido suficiente.
Pero la magia y el misterio se desvanecen en un final realmente decepcionante. Por un lado, el enfado de Syracuse con Ondine carece de justificación sólida y parece algo forzado y no resulta convincente. Pero lo peor de todo es la historia de tráfico de drogas, que además se resuelve de una manera torpe y precipitada para llevarnos a un final feliz que, curiosamente, me ha dejado bastante frustrado porque echa por tierra las ilusiones de estar ante una historia diferente, poética, y no el prosaico relato con el que termina lo que podría haber sido un bonito cuento.
A pesar del desencanto final, hay que valorar los aciertos de la puesta en escena de Neil Jordan, especialmente las hermosas secuencias en el barco y la maravillosa banda sonora que le da un aire mágico a algunos momentos de la historia.
Aunque Colin Farrell es un actor que siempre me ha gustado, en esta ocasión no me resulta especialmente inspirado. En cambio, Alison Barry resulta realmente encantadora y Alicja Bachleda, a la que no conocía, es una selkie perfecta, con una belleza realmente dulce y cautivadora.
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