El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 7 de abril de 2023

El pasajero



Dirección: Jaume Collet-Serra.

Guión: Byron Willinger, Philip De Blasi y Ryan Engle.

Música: Roque Baños.

Fotografía: Paul Cameron.

Reparto: Liam Neeson, Vera Farmiga, Patrick Wilson, Jonathan Banks, Killian Scott, Shazad Latif, Andy Nyman, Clara Lago, Roland Møller, Florence Pugh, Dean-Charles Chapman, Ella-Rae Smith, Elizabeth McGovern, Sam Neill.  

El día en que es despedido de su trabajo, Michael MacCauley (Liam Neeson) es abordado en el tren en que regresa a casa por una misteriosa mujer (Vera Farmiga) que le ofrece 100.000 dólares si localiza a un misterioso pasajero del tren.

Nueva colaboración de Jaume Collet-Serra y Liam Neeson, un duo que parece consolidarse especializándose en un cine de acción muy básico que había dado los mejores resultados en Sin identidad (2011), su primera colaboración.

El pasajero (2018) desgraciadamente no está a su altura, además de recordar demasiado a Non-Stop (Sin escalas) (2014) en cuanto sitúa la acción en un espacio cerrado, un tren en lugar de un avión, y establece un argumento tan increíble que dificulta bastante que lo aceptemos.

Es cierto que el interés principal no parece ser el crear una historia densa y bien trabajada, sino simplemente en sentar las bases para un film de acción lo más trepidante y espectacular posible, quedando otras cuestiones en segundo plano.

Si valoramos El pasajero por la carga de adrenalina que lleva dentro hemos de reconocer que el espectáculo es de primera. El colocar a nuestro héroe en una situación límite, debiendo elegir entre identificar a un testigo, sabiendo que eso significará su muerte, o proteger a su familia, crea ya un dilema de tanta envergadura que nos identificamos con Michael y sentimos, como él, que no hay una buena solución al problema y que haga lo que haga alguien pagará un alto precio.

Unimos a esta premisa un ritmo intenso y una explosión final de acción trepidante, con la secuencia del descarrilamiento perfectamente narrada, y tenemos un film de acción que se pasa volando y nos engancha al misterio y a los dilemas morales y vitales de Michael con mano de hierro.

Y además, contamos con un reparto muy bueno, empezando claro está por Liam Neeson, un experto en papeles de este tipo que resulta siempre convincente sin tener que presumir de músculos o habilidades especiales en la lucha. Está claro que él es la estrella sobre la recae el peso de la película, pero el resto de compañeros mantienen un nivel excelente.

El problema es decidir si nos contentamos con eso o le pedimos algo más a la película. Dependerá de nuestras expectativas y de nuestro grado de exigencia. Personalmente, me gusta que las películas tengan algo más, que no se limiten a ser eficaces en un apartado concreto, sino que formen un conjunto equilibrado. Y El pasajero no lo está. Si la comparamos con Non-Stop (Sin escalas) comprobamos el escaso esfuerzo creativo de los guionistas que parecen producir este tipo de argumentos como quién fabrica salchichas. Pero incluso sin recurrir a la comparación, toda la historia está repleta de casualidades, hechos improbables, con unos malos que parece que son la misma sombra del protagonista que no puede dar un paso sin que ellos lo descubran.

Y por si todo este cúmulo de situaciones increíbles no fuera suficiente, el dichoso afán por arreglar absolutamente todo en el final resulta ya cansino: la pasajera que tira los carnets falsos arrepentida de ayudar a un novio delincuente, el mal policía muerto, Michael que se gana el respeto y la admiración de todos y consigue un empleo y la misteriosa mujer que es detenida precisamente en el tren porque, según parece, es tan tonta como para no variar sus hábitos y dejarse pillar ahí donde cometió el delito.

En fin, El pasajero es cine de palomitas de impecable factura, pero realizado mecánicamente, sin imaginación, recurriendo a tópicos y a una sutil manipulación del espectador para sumergirlo en una explosión de acción sin mucho sentido.

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