El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 20 de abril de 2023

Acción civil



Dirección: Steven Zaillian.

Guión: Steven Zaillian (Novela: Jonathan Harr).

Música: Danny Elfman.

Fotografía: Conrad L. Hall.

Reparto: John Travolta, Robert Duvall, Stephen Fry, James Gandolfini, Dan Hedaya, Zeljko Ivanek, John Lithgow, William H. Macy, Kathleen Quinlan, Tony Shalhoub, Bruce Norris, Sydney Pollack. 

Jan Schlichtmann (John Travolta) es un abogado especializado en pleitos con lesiones que se ocupa solamente de aquellos casos en que ve una ganancia económica importante. Por ello, al principio rechaza ocuparse del caso de la señora Anderson (Kathleen Quinlan), cuyo hijo murió de leucemia debido al parecer al agua contaminada de sus tierras, pues no ve beneficio en esa causa.

Acción civil (1998) recuerda mucho a Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000), por ocuparse de un tema muy parecido. Sin embargo, el tratamiento es bastante diferente.

El tema de un juicio contra dos grandes empresas sospechosas de ser las responsables de la muerte de ocho niños, entre otras víctimas, por contaminar el agua cerca de un pequeño pueblo tiene de entrada un innegable atractivo. En realidad, cualquier film con un juicio de por medio resulta muy apetecible, pues da lugar normalmente a un sutil juego del gato y el ratón entre dos partes bien definidas y claramente enfrentadas por intereses opuestos.

Que el caso que sirve de base a Acción civil sea auténtico añade un plus de verosimilitud a la historia, aunque ello solo quiera decir que se trata de una ficción con una base real.

Para salirse de los caminos más transitados en este tipo de películas, Zaillian, guionista de nada menos que La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), decide orientar la película hacia los aspectos más técnicos de este tipo de procesos, además de centrarse más en los abogados que en las víctimas. Esto tiene el acierto de que la película es un interesante análisis de los procesos judiciales, con sus trampas, sus faroles y sus mentiras. No se trata, como afirma el cínico abogado Jerome Facher (Robert Duvall), de buscar la verdad, sino de un proceso civil donde parece constatarse que no gana quién tiene razón, sino quien es capaz de resistir más y para eso hace falta dinero. Como en todo, finalmente es el dinero el que mueve los hilos.

Así además es como se presenta a Jan Schlichtmann, un abogado que evalúa los casos en función de los posibles beneficios. Por eso mismo, su transformación en una persona que decide pelear por las víctimas de la contaminación resulta lo menos creíble de un film bastante comedido y realista en su concepción y desarrollo. Supongo que es el peaje que el director está dispuesto a pagar para añadir algo de ética a un relato bastante amoral y descorazonador.

Apoyando decididamente la opción elegida por su director, hemos también de convenir que ello provoca también que la película pierda intensidad, al dejar de lado el filón sentimental de las víctimas y elegir un desarrollo mucho más técnico y frío donde el único drama parece ser la ruina del modesto despacho de abogados del protagonista para poder costear un pleito farragoso y largo; y la ruina de unos abogados no inspira realmente mucha compasión en el público en general.

También hay que reconocer algunos fallos a la hora de contar la historia por parte del director que a veces parece preferir la originalidad en la narración a la eficacia probada de ciertos recursos. Sin embargo, a pesar de todo, Acción civil se mantiene como un retrato bastante coherente de los entresijos judiciales, donde la verdad o la justicia parecen quedarse al margen. Además, la cinta cuenta con un magnífico reparto con nombres tan reputados como William H. Macy, Tony Shalhoub, John Lithgow, John Travolta y Robert Duvall.

No hay comentarios:

Publicar un comentario