Dirección: Norman Z. McLeod.
Guión: Ken Englund y Everett Freeman (Historia: James Thurber).
Música: David Raksin.
Fotografía: Lee Garmes.
Reparto: Danny Kaye, Virginia Mayo, Boris Karloff, Fay Bainter, Ann Rutherford, Thurston Hall, Florence Bates, Gordon Jones, Konstantin Shayne, Reginald Denny.
Walter Mitty (Danny Kaye) trabaja para una editorial de libros de ficción. Es un buen hombre sencillo pero con una imaginación desbordante que le hace estar siempre en las nubes. Un día, accidentalmente conoce a una hermosa joven (Virginia Mayo), igualita a la mujer de sus sueños, que le meterá en un peligroso asunto.
La vida secreta de Walter Mitty (1947) es un film que parece ideado para el lucimiento personal y exclusivo de Danny Kaye, un cómico muy de moda a mediados del siglo XX que hay que reconocer que tenía un humor un tanto simple, centrándose en sus habilidades personales para la mímica y el canto. A pesar de eso, es un actor que siempre me ha caído simpático, aún reconociendo que este tipo de bromas no son mis preferidas. Su estilo daría como herederos más reconocibles a Jerry Lewis y Jim Carrey.
En esta ocasión, Danny Kaye presta todo su talento para poner en pie una comedia cuya trama principal resulta tan absurda como inconsistente. Sin embargo, poco importa, pues la esencia de la película es ver a Danny Kaye en sus diferentes personajes cuando se deja llevar por la imaginación; así que lo veremos encarnando a un experto cirujano, a un héroe de la aviación o a un vaquero, entre otros. Y es precisamente en estos desvíos fantásticos donde nos encontramos con los mejores momentos de la película, con una gran dosis de imaginación y que además sirven para componer un tierno dibujo del protagonista, que escapa de su rutinaria vida a un universo donde al fin es un héroe. De manera exagerada, se exponen los sueños secretos de cualquier hijo de vecino.
Curiosamente, cuando el argumento se centra en las aventuras reales de Walter, perseguido por unos villanos que desean hacerse con una libreta que rebela el escondite de importantes tesoros, es cuando la película desfallece por la poca consistencia de esta trama. Tampoco ayuda demasiado un metraje excesivo, alargado por un par de números musicales donde el cómico luce sus habilidades.
Por lo tanto, el resultado es una película un tanto desigual que junto a momentos muy originales y algunos chistes simpáticos, alterna situaciones muy poco inteligentes donde el nivel es un tanto bajo. No es una comedia que vaya a satisfacer a paladares exigentes, sin embargo, para aquellos que solo busquen un pasatiempo agradable, el conjunto ofrece sus compensaciones.
En 2013, con el mismo título, se estrenó una nueva adaptación del cuento de James Thurber dirigida e interpretada por Ben Stiller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario