Dirección: Diarmuid Lawrence.
Guión: Andrew Davies (Novela: Jane Austen).
Música: Dominic Muldowney.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Reparto: Kate Beckinsale, Mark Strong, Prunella Scales, Bernard Hepton, Raymond Coulthard, Dominic Rowan, Lucy Robinson, Samantha Morton.
Emma Woodhouse (Kate Beckinsale) es una joven que no siente inclinación alguna hacia su propio matrimonio, pero en cambio no duda en emparejar a conocidos, aunque no siempre sus consejos resultan ser los más acertados.
En 1996 se realizaron dos adaptaciones de la novela de Jane Austen, la dirigida por Douglas McGrath y protagonizada por Gwyneth Paltrow y esta adaptación televisiva de notable calidad.
Sin haber leído la novela de Jane Austen, parece que esta Emma es bastante fiel al original. Pero uno de los aspectos que más me han gustado de esta película es que los personajes están tratados con respeto, cosa que en otras adaptaciones de novelas de esta escritora no sucede, cayendo a menudo en la caricatura algo burda.
Sin embargo, lo que no podemos elogiar es la puesta en escena que carece realmente de brillantez. No quiero decir que se trata de un fallo notable, pero es cierto que ni la fotografía ni los decorados resultan realmente espectaculares, cumplen con su cometido pero son modestos.
En cambio, Kate Beckinsale me ha parecido realmente perfecta en su papel; es difícil no rendirse a su encanto y frescura y lo mismo habría que decir de Samantha Morton, que encarna a la inocente y confiada Harriet con tal convicción y naturalidad que su presencia resulta siempre conmovedora. La escena en el baile es realmente maravillosa gracias a su aire desvalido y una sonrisa llena de luz.
Es cierto que parece un tanto complicado adaptar una novela con tantos personajes que se entremezclan constantemente. A veces uno puede perder fácilmente el hilo de las relaciones y es cierto que el trabajo de Diarmuid Lawrence no es siempre brillante, pero si somos capaces de seguir el curso de los acontecimientos disfrutaremos de unas complejas relaciones sociales que reflejan muy acertadamente la sociedad en la que suceden, marcada por la estricta diferencia de clases, las apariencias, cierta hipócrita buena educación y el papel de la mujer, claramente dependiente de los hombres. Es por ello que el personaje de Emma destaca especialmente por su deseo de independencia y de permanecer soltera, pues su situación económica desahogada le permite no tener que recurrir a un buen casamiento para asegurarse el futuro.
También debido a las limitaciones de toda adaptación al cine de una obra literaria, echamos de menos algo más de profundidad en algunos protagonistas, como por ejemplo el señor Knightley (Mark Strong), del que conocemos muy poco para la importancia que tiene en la historia.
A pesar de todas las carencias que evidentemente tiene la película, el conjunto termina resultando muy entretenido y se agradece la seriedad con la que está tratada la historia, pues asegura que participemos de las desventuras de los protagonistas mucho más implicados que bajo un tratamiento más ligero. Sin nada excepcional, es una película bastante equilibrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario