El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 15 de abril de 2023

Abajo el amor



Dirección: Peyton Reed.

Guión: Eve Ahlert y Dennis Drake.

Música: Marc Shaiman.

Fotografía: Jeff Cronenweth.

Reparto: Renée Zellweger, Ewan McGregor, David Hyde Pierce, Sarah Paulson, Tony Randall, Jeri Ryan, Ivana Miličević, Melissa George, Rachel Dratch, Florence Stanley, Chris Parnell, John Aylward, Jude Ciccolella.

1962, Barbara Novak (Renée Zellweger) acaba de publicar su primer libro "Abajo el amor", una guía para lograr que las mujeres se sitúen al mismo nivel que los hombres gracias a una idea revolucionaria: que las mujeres se abstengan del amor.

Cuando parecía que ya estaba todo inventado en el género de la comedia romántica, llega Peyton Reed y nos da una lección de ingenio que nos deja con la boca abierta.

La película parece rendir un homenaje a las comedias típicas de los años 60, en especial aquellas protagonizadas por Doris Day y Rock Hudson y tiene el bonito detalle además de contar con la presencia de Tony Randall, habitual en las comedias de esa pareja, poco antes de su fallecimiento.

Abajo el amor (2003) cuenta, naturalmente, una historia de amor entre los dos protagonistas: una mujer de provincias que transforma el mundo de las mujeres con un libro revolucionario y Catcher (Ewan McGregor), un periodista, ligón empedernido, que nunca se ha tomado en serio a sus conquistas. Dos mundos opuestos que, claro está, terminarán encontrándose. La novedad reside en todo lo que sucede hasta ese encuentro, que es mucho y realmente divertido.

Para animar aún más la trama, la historia involucra también a Peter MacMannus (David Hyde Pierce), editor de la revista en la que trabaja Catcher, y Vikki (Sarah Paulson), editora en la editorial en que se publica el libro de Barbara, romance que también da lugar a situaciones realmente maravillosas, especialmente con el intercambio de apartamentos de los dos galanes.

El guión sabe jugar con inteligencia con la consabida guerra de sexos, pero las bromas que surgen de este punto de partida son verdaderamente ingeniosas y no caen en lo fácil y trillado, sino que enfocan el tema desde puntos de vista originales. Además, el argumento se llena de juegos de engaños, trampas, mentiras que apuntan en una dirección y, de pronto, todo da un giro radical y nos encontramos con una realidad completamente diferente, inimaginada y maravillosamente ingeniosa.

La película se mueve a un ritmo alocado, pero sin resultar estridente y recrea la década de los 60 del siglo XX con mimo y sofisticación a base de colores chillones, música desenfadada y una puesta en escena que parece recrear un musical sin canciones. Todo un espectáculo visual deslumbrante.

Pero lo realmente logrado es el tema cómico, con diálogos sorprendentes, inteligentes, juegos de palabras muy agudos y escenas de una comicidad maravillosa como las de la pantalla partida en la que, durante una conversación telefónica de Barbara y Catcher, con sus posturas y gestos parecen estar haciendo el amor.

Hacía mucho tiempo que una comedia no me sacaba tantas carcajadas, remitiéndonos a lo mejor de Billy Wilder e incluso a los Hermanos Marx, salvando eso sí las distancias.

Con un genial Ewan McGregor y una espléndidamente cursi René Zellweger, Abajo el amor funciona con absoluta precisión. Tal vez se le podría poner el pero de un cierto exceso en el tono paródico, algo que choca un poco al comienzo del film pero, en cuanto nos dejamos llevar por sus locuras, se nos olvida ese detalle y el resultado finalmente es más que satisfactorio.

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