El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 13 de abril de 2023

El duelo



Dirección: Kieran Darcy-Smith.

Guión: Matt Cook.

Música: Craig Eastman.

Fotografía: Jules O'Loughlin.

Reparto: Woody Harrelson, Liam Hemsworth, Alice Braga, Emory Cohen, Felicity Price, José Zúñiga, William Sadler, Chris Baker, Chris Berry.

Cerca del pueblo de Mount Hermon, en Texas, están muriendo y desapareciendo muchos mexicanos misteriosamente por lo que el gobernador decide enviar a David Kingston (Liam Hemsworth), un Ranger, a investigar.

Extraña película que catalogamos como western por transcurrir en finales del siglo XIX en Texas, pero realmente se parece poco a lo que podríamos esperar de un film adscrito al género. Tiene bastante de terror psicológico, de suspense y de drama en una curiosa mezcla que si se analiza bien resulta muy poco sólida.

El cine actual empieza a pecar de mucho adorno y poca sustancia. El problema es importante porque no afecta a unos pocos títulos, sino que es un mal que se extiende como una epidemia. La causa creo que se ubica en la escasez de buenos guionistas, de creadores con talento capaces de crear historias con sentido y profundidad. En su ausencia, los directores suelen recurrir a envoltorios originales, a veces realmente hermosos, con los que pretender encandilarnos, como a niños pequeños deslumbrados por un calidoscopio. Sin embargo, es algo que no suele funcionar.

Hay historias que parecen desarrollarse de manera natural, con una lógica interna evidente. La historia de El duelo parece en cambio forzada, encajando las piezas con calzador para lograr el resultado deseado.

El guión de El duelo (2016) se podría condensar en un par de cuartillas y aún así Kieran Darcy-Smith se las arregla para proponernos un relato cercano a las dos horas. El truco consiste en un ritmo pausado, recreándose en los escenarios, aprovechando los paisajes, el juego de luces y sombras, alargando los momentos hasta el límite y dotando a la historia de cierto misterio para mantenernos intrigados. Y la cosa funciona más o menos bien mientras dura el embrujo, pero en cuanto empezamos a comprobar que detrás de las insinuaciones no hay nada, que motivos fundamentales de la historia, como la extraña dependencia de la esposa de David, Marisol (Alice Braga), de Abraham (Woody Harrelson), terminan sin explicación, empezamos a sospechar que la historia se acerca mucho a un engaño, a un relato vacío de contenido que solamente se sustenta en las apariencias.

Incluso, si analizamos algunos detalles, encontramos la trampa fácilmente o lo incongruente de muchos sucesos. Pero El duelo no busca darnos explicaciones ni crear un film que nos lleve a reflexionar. Es confuso a propósito, como los discursos de Abraham, porque en la confusión, en la intriga, reside el único as en la manga del director para poder alargar el relato e intentar deslumbrarnos con sus juegos.

Lo peor de todo es la duración. Pienso que acortando la historia y puliendo algunos detalles un tanto absurdos, simplificando las cosas para hacerlas más convincentes, centrando el drama en la venganza de David, por ejemplo, por la muerte de su padre a manos de Abraham o incluso profundizando un poco más en unos personajes de los que solo se nos muestra la fachada, tal vez El duelo hubiera ganado enteros, porque las posibilidades están ahí y el envoltorio es bonito. Pero habría hecho falta un guión con sentido y no lo que finalmente descubrimos.

Por cierto, la figura de Abraham me recordaba todo el tiempo al Coronel Kurtz (Marlon Brando) de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), no solo por el aspecto, sino por sus locuras y su reinado de terror. Otra similitud interesante es el duelo del comienzo del film entre Abraham y el padre de David que habíamos visto en Gangs of New York (Martin Scorsese, 2002).

Y una curiosidad más: Felicity Price, que hace el papel de la prostituta Naomi, es la esposa del director.

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