Dirección: Jean-Marc Vallée.
Guión: Julian Fellowes.
Música: Ilan Eshkeri.
Fotografía: Hagen Bogdanski.
Reparto: Emily Blunt, Rupert Friend, Paul Bettany, Miranda Richardson, Jim Broadbent, Thomas Kretschmann, Mark Strong, Jesper Christensen, Harriet Walter, Jeanette Hain, Julian Glover.
Antes de acceder al trono, la joven Victoria (Emily Blunt) tendrá que soportar las estrictas normas que le imponen así como las intrigas sobre su futuro de sus parientes más próximos, incluida su madre, la Duquesa de Kent (Miranda Richardson), dócil seguidora de los dictados de su ambicioso consejero John Conroy (Mark Strong).
El título en castellano, La reina Victoria (2009), puede llevar a confusión; en esta ocasión habría sido mejor una traducción literal del inglés, The Young Victoria, ya que el relato se centra en el período inmediatamente anterior al ascenso al trono de la reina y sus primeros años en el poder.
Y dentro de este breve período de un reinado muy extenso, más de 63 años, el relato se centra más en su noviazgo con el Príncipe Alberto que en los aspectos políticos, si bien se mencionan algunos sin profundizar demasiado.
Por lo tanto, La reina Victoria es básicamente una película romántica; quien espere ver reflejados con cierto rigor temas políticos se llevará una pequeña desilusión.
Normalmente no me suelen gustar los films biográficos, creo que es bastante complicado reflejar con originalidad la vida de cualquier personaje. Hay excepciones, como Amadeus (Milos Forman, 1984), pero se cuentan con los dedos de una mano y La reina Victoria, por desgracia, no está entre ellas.
Es evidente que la película resulta impecable en su puesta en escena. Un tema como el que nos ocupa exigía ciertamente representar con minuciosidad el lujo de la corte o los fastos de la coronación, las vestimentas, los jardines y residencias. Pero que un film de esta naturaleza resulte sobresaliente en el apartado técnico es lo mínimo que podemos esperar. El problema se presenta cuando el relato no tiene la misma fuerza y perfección con lo que nos cuenta y La reina Victoria es una película fría, casi impersonal.
Lógicamente, entiendo que muchos aspectos del reinado queden sin enunciar siquiera debido a la duración contenida de la película, que es algo que hay que agradecer en una época en que las historias se alargan en general innecesariamente. Pero lo que sí me esperaba era al menos en los temas abordados algo más de profundidad. Todos los personajes, por ejemplo, se quedan con más sombras que luces, algunos tan importantes como la Duquesa de Kent, de la que conocemos su comportamiento pero no su motivación, al menos no en profundidad. Incluso la reconciliación con su hija, que se apunta en algunos momentos, no llega a concretarse.
El tema principal de la película es la relación de Victoria con su futuro esposo y tampoco aquí el director lograr hacernos sentir la pasión de unos enamorados y lo que vemos es un diario de sus encuentros y su correspondencia realmente frío y la verdad es no logró emocionarme en absoluto.
La reina Victoria es una película que va de más a menos. Los comienzos prometían realmente un retrato profundo de una reina que por su edad no lo tenía nada fácil pero, conforme avanza la historia, va perdiendo intensidad y se queda en un bonito decorado con menos contenido del deseable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario