El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 11 de abril de 2023

Baby Driver



Dirección: Edgar Wright.

Guión: Edgar Wright.

Música: Steven Price.

Fotografía: Bill Pope.

Reparto: Ansel Elgort, Kevin Spacey, Lily James, Jon Bernthal, Jon Hamm, Jamie Foxx, Eiza González, Flea, Sky Ferreira, Lanny Joon, R. Marcus Taylor.

Baby (Ansel Elgort) debe pagar su deuda con Doc (Kevin Spacey), un delincuente especializado en robos, por lo que trabaja para él como conductor en los golpes que organiza.

Con un comienzo que sembraba mis dudas, Baby Driver (2017) te acaba enganchando con algunos detalles que denotan un nivel por encima de la media. 

Para empezar, estamos ante un film de acción pura y dura, con poco espacio para nada más. Sin embargo, Edgar Wright demuestra una facilidad pasmosa para construir una hermosa historia de amor entre Baby y Debora (Lily James) que destaca por encima de lo que podría esperarse en una cinta de estas características. Gracias a una simplicidad absoluta en su desarrollo, la manera de conectar de la pareja, a través de su afición por la música, crea una complicidad entre ellos que traspasa la pantalla y consigue algunos momentos de una intensidad maravillosa, gracias también a la frescura y el encanto de Lily James, que consigue enamorarte con una mirada radiante y la sonrisa perfecta.

Pero Baby Driver es sobre todo acción.  Las persecuciones son espectaculares, como la que sirve de arranque a la película, que es de lo mejor que puedes ver en el género, una auténtica coreografía sobre ruedas, un baile a doscientos por hora no exento de una belleza magnética. También los tiroteos poseen algo especial. Hemos visto muchos y el nivel técnico logrado en el cine actual es sorprendente, pero en esta ocasión se crea un espectáculo especialmente intenso que parece como mucho otros, es cierto, pero de nuevo hay algo que le da un toque original. 

Seguramente tiene mucho que ver la banda sonora. Con la excusa de que Baby está escuchando música constantemente para tapar los zumbidos de sus oídos debido a un accidente, el director organiza una fastuosa audición con temas hermosos, potentes y maravillosos, con Barry White o Simon & Garfunkel como notas destacadas.

En cuanto al argumento, poco que decir. Es tan básico que resulta vulgar incluso. Y Wright parece servirse del mismo solamente como excusa para su sinfonía de acción y música, pues hasta pasa de explicar algunos acontecimientos, demostrando que el fondo le importa poco. 

Lástima que no aplicase también esta idea en el desenlace que peca de excesivamente moralista y se pierde en una componenda apresurada que desentona con el resto y que es un peaje bienintencionado tan tosco como innecesario. 

A pesar de ese final desafortunado, Baby Driver demuestra que incluso con un material tan poco original se puede hacer una película que funciona a base de espectáculo visual puro y duro. Pero incluso para eso hay que tener buen gusto y talento. Lástima de no haber desarrollado mejor la historia, pues estaríamos hablando de algo mucho más grande.

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