Dirección: Tom Ford.
Guión: Tom Ford y David Scearce (Novela: Christopher Isherwood).
Música: Abel Korzeniowski.
Fotografía: Eduard Grau.
Reparto: Colin Firth, Julianne Moore, Matthew Goode, Nicholas Hoult, Ginnifer Goodwin, Paulette Lamori, Jon Kortajarena.
George (Colin Firth), un profesor universitario, ha perdido al amor de su vida, Jim (Matthew Goode), en un accidente de coche y a pesar del tiempo transcurrido es incapaz de superarlo.
Primer largometraje del diseñador de moda Tom Ford que demuestra una sensibilidad especial con un tema delicado como el de la homosexualidad, aunque en realidad Un hombre soltero (2009), si bien habla de un amor entre dos hombres, es el reflejo de una pérdida que puede referirse a cualquier clase de amor. El dolor de una pérdida tan importante no conoce sexos ni razas.
La película nos lleva a recorrer con George el último día de su vida porque ha decidido que ya no puede más, que la rutina diaria le duele y va preparándolo todo para la noche, en que se quitará la vida de un disparo.
Y en ese último día George va disfrutando de la belleza que le rodea: se fija en el color de los ojos de una alumna, de un desconocido, vuelve a fumar después de 16 años, huele a un perrito y a una rosa, escucha un disco que le encanta... pero cuando llega el momento elegido, George no es capaz de dispararse. En cambio, un alumno (Nicholas Hoult) aparece de repente y puede ser para el profesor un nuevo comienzo, tal vez. Pero la vida, o el destino o la suerte, caprichosa, parece tener otra idea.
Tom Ford demuestra un gusto exquisito a la hora de contar la historia. La cinta está cargada de melancolía, juega con habilidad con el tiempo y remarca los momentos con primeros planos y un uso consciente de la iluminación, todo al servicio del retrato de la soledad, la melancolía, la desgana que se ha apoderado del protagonista, encarnado con absoluta maestría por Colin Firth, un actor que ya nos ha demostrado su talento para cualquier clase de papel y que aquí es un elegante y moribundo ser roto por la muerte de su amor, hundiéndose en los recuerdos sin más meta que la muerte, la única realidad que parece comprender ya.
A pesar de toda la carga emocional de la historia, Tom Ford no realiza una película triste o desesperada. Curiosamente, se atisba cierta felicidad o más bien la calma de la persona que ha decidido dejar de aparentar lo que no siente, que ha asumido su pérdida al fin y tranquilamente toma la única salida que puede aportarle consuelo. De ahí que no percibamos un drama rotundo, sino el fin consciente y tranquilo de una lucha. No es alegre, pero sí sereno.
También me pareció un acierto el uso puntual de flashbacks y sueños que nos van informando sobre la relación de George y Jim. No siempre el uso de estos recursos es acertado, pero el director los maneja con precisión y nunca resultan un añadido, sino que son esenciales en la historia.
Sin embargo, no todo en Un hombre soltero es perfecto. Encuentro que el director se ha volcado quizá en exceso en su puesta en escena, llegando a resultar algo saturada, quizá no tan fresca o natural como debiera y eso penaliza en algún momento el discurso, que se recrea demasiado en lo externo y descuida quizá el contenido, que a veces se expresa con cierta pedantería, un elitismo afectado que parece excluirnos a veces.
En todo caso, se trata de una historia personal y original, expresada con el buen gusto de quién ve la realidad de manera diferente, captando aromas casi imperceptibles, sintiendo la belleza y la tristeza de manera muy personal. Una película para paladear sin prisas.
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