Dirección: Gus Van Sant.
Guión: Buck Henry (Novela: Joyce Maynard).
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Eric Alan Edwards.
Reparto: Nicole Kidman, Matt Dillon, Joaquin Phoenix, Casey Affleck, Illeana Douglas, Alison Folland, Dan Hedaya, Wayne Knight, Kurtwood Smith, Holland Taylor, Maria Tucci.
Suzanne Stone (Nicole Kidman) sueña con llegar a convertirse en una estrella de la televisión por eso, cuando crea que su marido Larry (Matt Dillon) es un obstáculo para su carrera, no dudará en idear un plan para librarse de él.
Todo por un sueño (1995) es una aguda crítica contra la ambición desmesurada que pone en entredicho el alabado sueño americano. La idea resulta interesante, pero su puesta en imágenes se queda corta.
Si he de ser sincero, me esperaba mucho más de la película; en general creo que es entretenida, pero sin más. El guión plantea un punto de partida interesante como son los límites de la ambición o el que no todo es válido con tal de conseguir las metas deseadas. Sin embargo, el planteamiento no tiene un gran desarrollo, limitándose un enfoque muy elemental sin verdadera carga dramática ni visos de credibilidad, al llevar la crítica a un planteamiento tan enfocado a la parodia que pierde por completo su razón de ser y todo el mensaje se queda casi en caricatura.
Cuesta creerse a cualquiera de los protagonistas. Suzanne es una barbie estereotipada y resulta demasiado ridícula como para ser tomada en serio; además, la interpretación de Nicole Kidman, que es verdad que resulta sumamente atractiva, me pareció un tanto exagerada. Con Jimmy (Joaquin Phoenix), el adolescente al que manipula para que mate a su esposo, también se cargan tanto las tintas que roza el coeficiente mental negativo. Eso sí, el joven actor realiza un trabajo deslumbrante, sin dudas el mejor de todo el reparto.
Tampoco los diálogos resultan especialmente inspirados y la comicidad no es uno de los puntos fuertes de la película. Ni siquiera el enfocar el relato como si fuera un documental, con las declaraciones de los afectados, que podía ser un punto de partida original, me terminó de convencer, pues alargar tanto las escenas de las entrevistas al comienzo de la película lastra innecesariamente el desarrollo de la historia que además, al conocer el final desde el comienzo, nos priva de un punto de incertidumbre indispensable para lograr que el desenlace resultase más impactante.
Creo que si la idea era crear una denuncia sobre la ambición desmedida, el tono de la película no resulta el más adecuado y si el principal objetivo era divertirnos con una comedia un tanto disparatada, tampoco encuentro el nivel del guión lo suficientemente bueno como para conseguirlo. Por lo tanto, me cuesta encontrar algo realmente interesante como para recomendar esta comedia, salvo que tan solo busques pasar el rato sin demasiadas expectativas.
Como curiosidad, el matón que elimina a Suzanne es el director David Cronenberg.
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