Dirección: David Jones.
Guión: David Black (Novela: Sol Yurik).
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Mike Fash.
Reparto: Alec Baldwin, Ben Kingsley, Amy Irving, Jay O. Sanders, Kevin Conway, Anne Twomey, Richard Jenkins, Boyd Gaines, Gerry Bamman, Chris Noth, Lázaro Pérez, Becky Ann Baker.
Después de que su hijo muera por no ser atendido a tiempo en urgencias, Harry Fertig (Ben Kingsley) mata a las tres personas que cree responsables de lo sucedido. El ambicioso abogado Roy Bleakie (Alec Baldwin) es contratado para su defensa.
Visto para sentencia (1999) parte de un planteamiento completamente diferente a lo que solemos esperar en una película con un juicio. Normalmente, el acusado declara su inocencia y el abogado defensor ha de intentar librarlo de la condena. Aquí sucede lo contrario: el asesino se entrega voluntariamente a la policía tras cometer los asesinatos y quiere declararse culpable y ser condenado por sus crímenes; su abogado tiene que intentar convencerlo de que se declare inocente.
Este punto de partida podría resultar absurdo, pero el guión elabora perfectamente la historia para que no resulte chocante porque Harry es un judío practicante con una moral estricta que le impide aceptar lo que vaya en contra de la ley de Dios; él es consciente que ha quebrantado un mandamiento divino y desea pagar por ese pecado. La única pega que se puede poner es que siendo Harry tan religioso no cuadra que ejecute esa venganza por la muerte de su hijo, pues sabe que sus actos van en contra de sus creencias.
Pero dejando de lado este hecho, la película tiene ese toque original que nos aporta sin duda un desarrollo diferente al que habría sido de esperar. Además, se añade cierta intriga política y empresarial que será la que aporte un elemento más de interés al juicio de Harry y desencadene un desenlace bastante original y no exento de sorpresas.
Otro de los detalles interesantes es que el planteamiento evita caer en el típico toque efectista y opta, acertadamente, por un enfoque riguroso y buscando siempre un fondo consecuente y lo más veraz posible, tanto para la historia como para los personajes. Falta, es verdad, mayor profundización en ambos elementos, que al final no alcanzan la densidad necesaria.
Si el argumento de Visto para sentencia resulta su principal atractivo, el problema de la película es su puesta en escena un tanto triste. Para empezar, el director me parece que no es el más apropiado y resuelve su trabajo con una falta absoluta de emoción, con un enfoque rutinario y sin ninguna aportación que realce lo que se nos cuenta. Incluso la exposición de los hechos es algo confusa por momentos y cuando entra en juego el tema de la corrupción empresarial lo hace sin la tensión necesaria.
Tampoco el reparto me parece muy bueno, con unos secundarios muy discretos, aunque el problema más serio lo tenemos con los actores principales, que son los que deben llevar el peso de la trama. Alec Baldwin no aporta gran cosa a su papel y su interpretación no me trasmite absolutamente nada. Ben Kingsley sin embargo me parece mucho mejor actor, pero a las órdenes de David Jones su trabajo tampoco es especialmente lucido.
Pienso que en manos de otro equipo, Visto para sentencia habría resultado un film mucho mejor. Pero de todos modos, su originalidad hace que funcione de manera correcta y, sin ser memorable, al menos resulta entretenido y nos lleva por caminos distintos a los habituales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario