El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 3 de abril de 2023

La otra Missy



Dirección: Tyler Spindel.

Guión: Chris Pappas y Kevin Barnett.

Música: Mateo Messina.

Fotografía: Theo Van de Sande.

Reparto: David Spade, Lauren Lapkus, Nick Swardson, Geoff Pierson, Jackie Sandler, Sarah Chalke, Rob Schneider, Chris Witaske, Joe Anoai, Molly Sims.

En una cita a ciegas, Tim (David Spade) conoce a Missy (Lauren Lapkus), una chica realmente alocada a la que no desea volver a ver en su vida. Pero cuando su empresa organiza una convención en Hawai, Tim la invita por error para que lo acompañe.

El comienzo de La otra Missy (2020) es realmente sorprendente en cuanto hace su aparición Missy, una mujer completamente chalada que vuelve loco al despistado Tim y a todos los espectadores. La escena de la primera cita es tan surrealista que te anima a seguir viendo de qué va la cinta.

En realidad, no estamos ante un film realmente divertido, incluso en algunos momentos uno podría sentir hasta vergüenza ajena viendo el escaso nivel de algunos chistes y el tono tan chabacano del conjunto. Además, el personaje de Missy es tan excesivo que no puedes tomarlo en serio. Y aquí reside en definitiva el quíz de la película: ¿debemos dejarnos llevar por la locura planteada, pasando de buscarle una pizca de sentido a la historia?, si decidimos seguir este camino, La otra Missy funciona como comedia irreverente y completamente desfasada. Con un ritmo trepidante, podemos dejarnos llevar por la montaña rusa de las chifladuras que se le ocurren a Missy, sin más pretensión que pasar un rato entretenidos por un propuesta que, al menos, parece salirse de lo convencional sin ninguna vergüenza por hacerlo.

Pero el problema está en que el propio desarrollo de la cinta trasgrede su irreverencia y su locura en cuanto los guionistas deciden el camino a seguir hacia el desenlace, en el que arruinan la fiesta buscando cuadrar las cosas de un modo tradicional que rompe con la idea de ver la historia como un simple disparate.

Y es que en cuanto el guión mete las cosas en vereda nos obliga a tener que analizar la película desde el sentido común y todo el tinglado se deshace. Solo era posible disfrutar de la historia desde la locura, sino nos enfrentamos a un film moralista, tramposo y absurdo. Porque el guión se muestra incapaz de llevar la locura inicial hasta sus últimas consecuencias y ahí arruina el invento. Que Tim se enamore de la loca de Missy resulta inconcebible, salvo con el apaño del guión en el que hacen que arregle milagrosamente todos los desaguisados que ha provocado, incluso mediante la hipnosis. 

Pero como estamos en una época demasiado moralista, a la que no escapan ni estos intentos en apariencia subversivos, las ideas bienpensantes hacen su aparición. Así, por ejemplo, el alocado trío que van a montarse Tim, su ex y Missy finalmente no tiene lugar; la hipnosis del jefe de Tim implica que éste no está jugando limpio y hay que solucionarlo para que Tim se comporte como es debido pues el guión cayó en una senda moralista chapucera que obliga a este tipo de apaños. Y para rematarlo todo, Tim, tras una disputa con Missy que resulta a todas luces un truco metido con calzador para llevarnos al final feliz, acaba suplicándole que vuelva con él en un absurdo y convencional desenlace que desmonta el pequeño intento de originalidad del comienzo, que se queda como un mero espejismo.

Afortunadamente, David Spade resulta tan convincente y Lauren Lapkus tan alegre y desenfadada que entre los dos hacen soportable y hasta entrañable por momentos su historia de amor. Este es un detalle fundamental, porque tratándose de otros protagonistas dudo que nadie fuera capaz de resistir ni media hora. Por suerte, Lauren acaba por "enamorarnos" y, al igual que Tim, pasamos de odiarla a sentirnos felices con sus diabluras, al menos mientras el guión deja que duren.

En definitiva, La otra Missy es una comedia idiota, con chistes vulgares y un final realmente triste, pero si nos la tomamos con el espíritu alocado de Missy podremos pasar un raro más o menos entretenido, al menos por su originalidad inicial. Lástima que los guionistas no supieran seguir por ese camino durante todo el tiempo.

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