El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 6 de abril de 2023

Drive



Dirección: Nicolas Winding Refn.

Guión: Hossein Amini (Novela: James Sallis).

Música: Cliff Martinez.

Fotografía: Newton Thomas Sigel.

Reparto: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Christina Hendricks, Ron Perlman, Oscar Isaac, Albert Brooks.

Un joven (Ryan Gosling) trabaja como mecánico y ocasionalmente como doble en escenas de acción con coches. Pero de noche, hace de chófer para delincuentes.

El cine actual busca caminos nuevos para expresar viejos dilemas. Todo está inventado, de ahí que se intente crear la novedad en las formas, algo mucho más sencillo de conseguir que en el fondo, pues parece que los guionistas actuales sufren una extraña sequía de ideas.

Drive (2011) se mueve en esta dirección, reduciendo la trama a lo estrictamente necesario y buscando su huella personal en la puesta en escena. Pero incluso para esto hay que tener talento y Nicolas Winding Refn parece poseerlo, además de buen gusto.

El argumento es elemental: un conductor (Ryan Gosling), del no sabremos nunca su nombre, conoce a Irene (Carey Mulligan), su vecina, y se enamora de ella. Cuando Standard (Oscar Isaac), el marido de esta, sale de la cárcel tendrá que pagar una deuda, por lo que deberá cometer un robo. En realidad, se trata de una trampa urdida por un delincuente, Nino (Rod Perlman), para robar a un mafioso de la costa Este, por lo que que tanto Standard como el conductor y cualquiera relacionado con el atraco deberán desaparecer.

Un argumento poco novedoso, así que el director se aplica en las formas para crear algo impactante y con carácter y sinceramente lo consigue.

Para empezar, el ritmo de la película es muy lento, dejando que las imágenes impongan su presencia con el magnífico soporte de la banda sonora, tan cautivadora como original, y con una fotografía que potencia las sombras y con la que juega el director para resaltar determinados momentos, como el del ascensor, magníficamente expresado solamente con las miradas y la luz.

El conductor también está reducido a lo mínimo indispensable para que lo conozcamos en lo fundamental, sin adornos. Es un tipo solitario, introvertido, pero frío y, llegado el momento, brutal, lo que queda expresado, siguiendo con esta economía expresiva de la película, con el escorpión que adorna su cazadora. Podría recordarnos al personaje de Clint Eastwood, también sin nombre, de las películas de Sergio Leone.

El acierto de Winding Refn es que con tal simplicidad argumental y expositiva es capaz de comunicar mucho más que otros con grandes discursos. La historia de amor entre el conductor e Irene está descrita sin grandes escenas, solamente con sus miradas, alguna sonrisa, un beso y una llamada a la puerta. No hace falta nada más para que sintamos la pasión entre ambos, su necesidad de estar juntos, su complicidad.

Con una tensión palpable en cuanto entramos en el núcleo de la historia, aderezada con unas explosiones de violencia que te hielan la sangre sin caer en lo morboso, pero con una fuerza brutal, Drive te mantiene en vilo sin saber realmente a qué atenerte, lo único evidente es que se trata de una historia muy negra, donde no se atisba un futuro de esperanza para unos personajes marginales y perdedores.

Película minimalista, con marcado signo de su autor, no ofrece una gran historia, pero tiene una atmósfera que cautiva y consigue sacudirte y sumergirte en su pequeño mundo negro, negrísimo.

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