El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 14 de abril de 2023

El zorro de los océanos



Dirección: John Farrow.

Guión: James Warner Bellah y John Twist (Novela: Andrew Geer).

Música: Roy Webb.

Fotografía: William Clothier.

Reparto: John Wayne, Lana Turner, David Farrar, Lyle Bettger, Tab Hunter, James Arness, Dick Davalos, John Qualen, Paul Fix, Lowell Gilmore, Luis van Rooten. 

Cuando el comienzo de la Segunda Guerra Mundial es inminente, el capitán del carguero alemán Ergenstrasse, Karl Ehrlich (John Wayne), decide que su deber es regresar a Alemania. A pesar de ordenársele permanecer en el puerto de Sydney, el carguero se hace a la mar aprovechando una noche de espesa niebla.

Curioso film que tiene casi más de aventura que de cine propiamente bélico, El zorro de los océanos (1955) nos ofrece la posibilidad de ver a John Wayne convertido en un capitán alemán.  

La base de la historia es la figura del capitán Ehrlich y sus fuertes convicciones que le llevan, a pesar de estar en contra de la ideología nazi, a arriesgarse en una travesía peligrosa, perseguido por la marina de guerra aliada, para llegar a Alemania, lo que considera su deber en tiempos de guerra. 

El argumento además ilustra el enfrentamiento del capitán con un oficial nazi, Kirchner (Lyle Bettger), lo que sirve para oponer la integridad del primero al fanatismo criminal del segundo, ofreciendo así una interesante e inteligente crítica del nazismo.

Para que no falte ningún elemento argumental, la presencia de  Elsa Keller (Lana Turner), una agente secreta alemana que debe escapar de Australia, sirve para ofrecernos la esperada historia de amor entre los protagonistas, con el atractivo de la oposición inicial de Elsa hacia el capitán pero que, al ir conociéndolo, se transformará en amor.

John Farrow lleva con soltura el relato en el que destacan especialmente los diálogos, realmente buenos, aunque la historia en sí no logre llegar a alcanzar una gran intensidad. En ningún momento se consigue crear la tensión necesaria que muestre un verdadero peligro en la travesía del carguero, de manera que los momentos más interesantes tienen que ver con las tensiones en la tripulación y el progresivo acercamiento de Elsa hacia el capitán, con lo que el transcurso de la aventura no tiene demasiada emoción.

John Wayne aporta su pétrea presencia que se impone especialmente con la diferencia de estatura al lado de Lana Turner, pero no estamos sin embargo ante una actuación destacable por su parte. Lana Turner luce su innegable belleza, aunque su personaje no está demasiado bien desarrollado y eso perjudica un poco la parte del romance.

Resulta interesante el desenlace, pues aporta quizá la nota más original de la historia, con un final que deja abierta la puerta a dos interpretaciones posibles de manera que cada espectador puede elegir la que más le guste. 

En resumen, un film no del todo bien aprovechado, especialmente en todo lo relacionado con la travesía y el acecho de los buques aliados, pues esta parte carece de intensidad dramática. Sin ser una gran película, resulta aceptablemente entretenida. 

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